Estamos muy bien, aunque no nos sintamos tan bien.
Gaza está bien, aunque no haya nada que la haga sentir así.
En Gaza el sol resplandece y la luna coquetea con las hojas
de los naranjos;
sin embargo, la gente de Gaza va y viene con las manos vacías:
no hay buenas noticias que darles a sus hijos,
no hay caramelos para endulzar sus pálidas bocas,
y ni siquiera hay luz para leer.
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