Fernanda baila con las plantas el verano
una especie de feng shui
donde el sol es la casa
y las precipitaciones el movimiento
la sombra es cálida en la cocina
el sedum morganianum o burrito, por ejemplo
crece para abajo y no disfruta el sol en la cabeza
sus problemas de gravedad son solo comparables
con su prolífica gravidez
Fernanda lo ha colgado en el balcón
como un eterno suicida que indeciso
mira una y
otra vez
el alba
y
cre-
ce
La zarzamora adorna sus presentes
con un moño verde:
ensillamos al perro y salimos al vivero
agaves: cupriata, azul, pichumel
quiero una planta agradecida
dice Fernanda
cuando le pregunto a qué se refiere
responde a secas:
una que sea feliz todos los días
he trabado enemistad
con un perro café
que pasa todas las tardes
Vicente
respetuoso del deber
lo observa desde el momento en que se asoma
en la esquina
y le ladra todo el camino de la calle
el perro café se pasea orgulloso
incluso
algunos dirían que se ríe
atraviesa de una acera a la otra
y orina la buganvilia frente a nuestra casa
en ese momento
Vicente pierde la cabeza
se deshace la garganta
he tomado una decisión:
desde hace un par de días
espero al perro café
pacientemente en el balcón
para hacerle saber
–sirviéndome de insultos y ademanes–
que debe cambiar de ruta
Fernanda, al observar la extraña escena
me ha preguntado por qué lo hago
aún cuando me parece una pregunta obvia
tengo la cortesía de responder:
porque es enemigo de Vicente
Fernanda ríe:
sin ese perro
Vicente sería un bonsái
Cuatro triángulos, Oaxaca, 2020
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