Versión de Juan Carlos Villavicencio
De noche vengo a ti,
de noche te provoco
y me hiere tu recuerdo.
Lloro por ti
viajando hacia tus viñas en mi sueño,
hacia los senderos de tu montaña.
Me deslizo por tus caminos arenosos como una serpiente
dejando mi huella antes de morir.
De noche hablo, traigo el mar
a la montaña, reconcilio a las espinas con los lirios
y a la policía nocturna
con gente esperando a los bárbaros que trae el mar
o a los extraños del desierto, provenientes de pozos llenos de petróleo,
ellos ya vienen.
Te anhelo de noche pero las ciudades verdes no combinan
con las ciudades en llamas; nunca vuelves de tu exilio
y yo nunca puedo abandonar mi tierra.
¿Cómo reconciliar a nuestros exiliados con
las ciudades plagadas de jardines? Esas ciudades que amamos
son ahorcadas con una soga por los policías azules
que custodian sus rubíes, su aceite y oro.
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