Ha caído la tarde,
melancolía
leve
del
alma que se empina
sin
saber lo que quiere.
Vago ensueño de amor
que
en nadie se detiene,
enlazado
al perfume
de
una rosa de nieve.
Silencio que a hurtadillas
va
por la bruma tenue,
escarpines
de calma
abandona
en la fuente.
El corazón se repliega
el
ala, y se adormece
meciéndose
en lo alto
de
una ramita verde.
El sueño que yo sueño,
la
tarde lo comprende.
en Llamarlo amor, 1949
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