Hago
un poema en el que Lulú
reordena
el firmamento
se
viste de azul
y
es perseguida
por
la estela de un cometa
estoy
como drogado
ella
me dice:
no tengo un vestido azul
bajo
los ojos y es verdad
está
desnuda
llorando
yo
también estoy desnudo
trato
de adivinar qué pasa
¿qué
pasa Lulú?
Lulú
sonríe despreocupada
es
de día
hay
mucha luz
eso
me aturde un poco
se
ha puesto seria
con
la mirada encendida
me
pide que la golpee
me
rasco la cabeza
Lulú
no me mira
cruza
un puente
hay
un sol enorme
su
vestido flamea como una bandera
se
ve muy bonita
está
lejos
llega
una brisa agradable
parece
que va a llover
Lulú
me pide que no la deje
apenas
me vuelvo
desaparece
me
siento raro
converso
con unos amigos
destapamos
una botella
caminamos
alzo
la vista
y
ahí está Lulú de nuevo
ofreciéndome
un cigarro
bailamos
anochece
y amanece
durante
una semana
en
la pieza de Lulú
vamos
juntos
al
mercado
me
susurra algo
al
oído
cuando
le voy a contestar
ya
no está
y
yo tampoco
voy
en un avión
a
8000 metros de altura
siento
que Lulú está cerca
pero
disfrazada
así
que no la veo
miro
las nubes tras la ventanilla
y
escribo un poema
en
el que Lulú
se
aleja
no
sé si alegre
o
triste
saltando
a ratos
para
no mojarse los pies.
en El libro de los tiburones, 1995
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