Chiyou tenía cuerpo de bestia, cabeza de bronce, coronilla de hierro y comía mineral de hierro y otras piedras. Nadie antes que él había fabricado estacas, alabardas, lanzas y ballestas de asalto para la guerra. Podía andar por los aires, cruzar pasos peligrosos y provocar grandes nieblas. El vello de sus ovejas era como espadas y alabardas, y del cráneo le nacían cuernos y arcos. Descendía del Emperador del Fuego; era buen luchador y proclive a la rebelión.
En cierta ocasión, quiso ser emperador y arrebatar el trono al Emperador Amarillo, y se lanzó con sus huestes –también con cabezas de cobre y coronillas de hierro, comedoras de minerales y de arenas- a la batalla.
Cuando estaban en plena guerra en la llanura de Zhuolu, Chiyou hizo que cayera una espesa niebla que desorientó a los soldados enemigos. Pero el Emperador Amarillo ordenó a Fengshou que fabricase una brújula según la Osa Mayor, y así pudo orientarse. Dio nueve redobles en un tambor que había hecho con la piel de un Kui –animal con cuerpo de buey sin cuernos, color grisáceo y una sola pata que refulge como el sol y la luna juntos cada vez que entra y sale de alguna charca para bañarse-. y así expandió aquel sonido que atemorizaba a todo el universo, con el que paralizó de terror a Chiyou.
Emperador Amarillo venció a su rival y se apoderó de él. Lo desolló, y con la piel y los huesos hizo estacas y dianas, pidiendo a continuación a sus hombres que dispararan sus arcos, y premiaba a aquellos que acertaban mucho. Le cortó la cabellera y la dejó fija en el cielo, y llamó a aquello “el penacho de Chiyou”. Y le sacó la tripa, la rellenó y fabricó así una pelota, pidiendo a continuación a sus hombres que le dieran patadas, y premiaba a aquellos que le daban muchas.
Fragmentos de anónimos mitológicos chinos, siglos II a. C. – III d. C.
Versión de Gabriel García Noblejas, 2004
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