viernes, julio 01, 2011

“Canto de mí mismo”, de Walt Whitman





Poema 30


Todas las verdades aguardan en todas las cosas,
no aceleran su propia aparición ni la resisten,
no necesitan el fórceps obstétrico del cirujano,
lo insignificante es tan grande para mí
como cualquier otra cosa…
¿Qué es menor o mayor que un tacto?

La lógica y los sermones no convencen nunca;
la humedad de la noche penetra profundamente en mi alma.

Sólo lo que se prueba de sí mismo,
cada hombre y cada mujer, está probado;
sólo lo está lo que nadie niega.

Un minuto y una gota de mí calman mi cerebro,
creo que los terrones húmedos se volverán amantes
y lámparas,
y que el resumen de todo
es la carne de un hombre o de una mujer,
y que una cima, con la flor que allí brota,
es el sentimiento que uno por el otro tienen,
y que se ramifica sin límites desde esta lección
hasta que se vuelva irresistible
y hasta que uno y todos nos deleiten,
y nosotros a ellos.






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