Despierto (cuerdo) en bastante buen estado de salud,
a no ser por un hígado algo resentido,
y ese aspecto de llevar la carne de prestado;
cuestión que en absoluto me lleva a reflexionar
sobre la pertenencia.
Y si en un tiempo no me visitaron
era que en mí
quedaba muy poco que visitar.
Al menos así era la vociferante oposición:
un grupo de lunáticos
no permitían mi vieja casa de hielo.
en Dominey en la Vía Crotona, 1994
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