Tú no lo sabes, mujer, i son innumerables las cosas que creemos desaparecidas, i es porque se han internado en nuestro corazón.
Vengo de cortar un álamo del alto seto del oriente, a orilla del agua i del camino soñoliento.
Las amarras que en su juventud le retuvieron unido a su vecino, amarras que creía desaparecidas, ahora atravesaban su corazón.
Con mi haz de leña he venido por el sendero, entre las yerbas secas que envuelven las arañas con sus telas.
I he venido sonriendo tranquilamente, al pensar en la fría apariencia de nuestro viejo i buen amor.
Vengo de cortar un álamo del alto seto del oriente, a orilla del agua i del camino soñoliento.
Las amarras que en su juventud le retuvieron unido a su vecino, amarras que creía desaparecidas, ahora atravesaban su corazón.
Con mi haz de leña he venido por el sendero, entre las yerbas secas que envuelven las arañas con sus telas.
I he venido sonriendo tranquilamente, al pensar en la fría apariencia de nuestro viejo i buen amor.
en Los pájaros errantes, 1915
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