Mira, mira, ha llegado Carlos,
comenzó a decir la gente
en medio de la fiesta.
Un gran sombrero negro
y una manta bordada vestía Carlos.
Se bajó del caballo,
lo dejó junto a un roble
y como una canción
le sonaron las espuelas.
Entre amigos estás, le dijeron
y con un brindis lo recibieron.
Ah, es la fiesta de Carlos esto,
dijeron otros que estaban mirando.
Luego nomás entonces
¡comenzarán los celos aquí!
Como en todas partes tiene mujeres, Carlos.
En todos los caminos se trenzarán del pelo
las mujeres por Carlos,
comentaron los mayores.
Aquel es Carlos,
se decían las jovencitas.
Carlos cerraba los ojos a una y otra
en medio del baile.
en Antología de poesía indígena latinoamericana, 2008
3 comentarios:
muy bonito
causando sensación el buen Carlos...
con un grado de egocentrismo el carlos.. don carlos
Publicar un comentario