jueves, septiembre 17, 2009

"Tabla de las vacilaciones", de Humberto Díaz Casanueva







El sombrío color de mis caballos cubre al mundo
reprime mi corazón hasta que las luces son atadas,
golpeándome las sienes, lo que moraba en ellas
he arrancado desamparándome hasta una pureza sin más.

Cernido el pecho por una claridad apenas cierta,
ávido de una fría forma, un número inexorable,
me corre un aceite fresco de sentido en sentido
cuando la raíz del día se mueve en las sienes vanas.

¡Ay! Me cansa el dormitar, espejos ciegos me duelen,
lo logrado es apenas un destello bajo el agua,
quiero el glorioso día flotando sobre piélagos nocturnos
la frente reconquistada como armadura blanca.

Pero el corazón desciende de viejas dinastías de secretos
y cantando sigo en el recuerdo de lo que jamás he visto,
mis párpados descienden hasta más abajo del alma
para que siga gozada mi frente por sus abismos tenaces.






en Vigilia por dentro, 1931












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