lunes, enero 08, 2007

"La música más triste del mundo", de Kazuo Ishiguro

Fragmento





Pocas músicas resultaban no tener una larga historia de sufrimiento detrás, no haber sido compuestas en medio de la opresión, el exilio, la guerra, el hambre. Así y todo, después de unos cuantos minutos de escuchar, me encontraba moviendo la cabeza y diciendo: "No, no es lo suficientemente triste. Quiero algo realmente triste". Mientras escribo esto, mi búsqueda continúa; debo encontrar la música que, sin lugar a dudas, sea la más triste del mundo. Pero el trabajo realizado hasta ahora me ha conducido a una idea reveladora: la música que intenta abrazar la tristeza, que aspira a enterrarse en ella, se encuentra destinada a carecer de verdadera tristeza. La música verdaderamente triste es por lo general celebratoria de la superficie, incluso festiva: música de personas intentando alejar el dolor, sumergiéndose por un momento en las alegrías pasajeras de la vida. Ésta es la tristeza que se encuentra en el borde de una sonrisa, la sombra pensativa que sigue al placer de estirar los brazos.



Del guión para la película homónima (The Saddest Music in the World), 2003



















3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre pensé que la gente triste, escuchaba música triste para entristecerse más.

Anónimo dijo...

Qué cosa tan complicada esto de la música... En sí misma, una combinación de sonidos carece de estado de ánimo... Somo los que la escuchamos, atravezados por nuestra historia personal, por la cultura en la que estamos inmersos, la que decimos "qué tirste", "qué alegre"...

Anónimo dijo...

el señor editor de este asunto quedó de enviarme un emilio para almorzar juntos y ver el futuro de "The Hours"