domingo, noviembre 17, 2024

«El azar», de Jacques Cazotte

Traducción de Jesús Florentino Díaz Prieto





—¿No conoce todo el mundo los juegos de azar? ¿Podría enseñármelos alguien?

—Sí. Prudencia aparte, pueden enseñarse los juegos de probabilidad que vos llamáis impropiamente juegos de azar. No existe el azar en el mundo; en él todo ha sido y será siempre, una serie de combinaciones necesarias que sólo pueden ser entendidas a través de la ciencia de los números, cuyos principios son al mismo tiempo tan abstractos y tan profundos que no pueden ser aprendidos si no se es guiado por un maestro; pero es preciso haber sabido proporcionárselo y unirse a él. No puedo describiros este conocimiento sublime, más que por una imagen. El encadenamiento de los números forma la cadencia del universo, regala los llamados sucesos fortuitos y supuestamente determinados obligándolos mediante balancines invisibles a caer cada uno a su vez, desde lo que de importante ocurre en las esferas alejadas hasta las miserables pequeñas probabilidades que hoy os han despojado de vuestro dinero.»

Esta perorata científica en una boca infantil, esta propuesta un poco brusca de ofrecerme un maestro, me ocasionaron un ligero temblor, un poco de aquel sudor frío que se había apoderado de mí bajo la bóveda de Portici.



en El diablo enamorado, 1772






 







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