En las montañas de mi pueblo hay muchos ríos:
corren entre barrancas profundísimas
y muy pocas veces ven el cielo
En esos ríos no hay velas de altamar
ni canto de marineros que atraiga a las gaviotas:
Hay que pasar cien montañas mil cordilleras
para llegar a escuchar su rumor
Hay que cortar un gran árbol y hacer una balsa
para atreverse a navegar en esas aguas
Ahí hay lugares que nunca nadie conocerá:
la libertad sólo pertenece a las águilas
Los ríos se desbordan en época de lluvia,
el viento de la meseta arrastra piedras gigantescas
y la arcilla tiñe el agua de rojo
como si brotara sangre de la montaña
Sólo en medio de la quietud puede verse
cómo las venas de la meseta se hinchan
Los hombres que viven en sus orillas
probablemente nunca lleguen a conocerse
pero si vas a cualquier lugar de mi provincia
podés escucharlos hablar de estos ríos
como si hablaran de sus dioses.
1983
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