Fernández Vial planeaba traer el fútbol sala a nuestra zona y
en grande. La dirigencia se reunió con Luque y otros ex cracks argentinos. Uno
era Mario Alberto Kempes, amigo del DT ferroviario, Pedro Lucio Olivera. Se
cayeron un par de jugadores y la idea no prosperó, pero el “Matador” le insinuó
al técnico “así como estoy, igual juego en el primer equipo”. Tenía 41 años.
El directivo Jaime Morales llamó a Alberto Bohle, quien estaba
en Santiago, en Consejo de Presidentes, peleando para que el torneo de la B
fuera para menores de 23 años. El entonces timonel vialino se sorprendió con la
idea y su respuesta inmediata fue “hueón, cómo vai a traer a Kempes. Estai,
loco”. Había que reencantar a la gente, sacaron cuentas y se lanzaron.
Solo le avisaron a un periodista: Pablo Aravena. Tampoco lo
creía y respondió “cómo va a venir Kempes a Vial. ¿Es broma?”. Cobraría 5 mil
dólares por partido y solo jugaría en Concepción. Estaba separado de su pareja
y tenía algunos problemas económicos. Llegó a las 11 de la mañana y en la tarde
era noticia mundial. El canal argentino América le envió un periodista y un
camarógrafo para seguirlo todos los días. Vial aparecía en todos lados. Era
agosto de 1995.
El hombre 10
Se alojó en el hotel Alonso de Ercilla, en calle Colo Colo.
Nazario Morales trabaja ahí hace 34 años y contó que “cuando supe que había una
reserva de Kempes fue una cosa extraordinaria. Hasta Don Francisco estuvo aquí,
pero en el fútbol Kempes era otra cosa. Con su pelo largo, la campera y una
mano en el bolsillo, llegaba saludando con un ‘hola, maestro’ y siempre decía
que ‘cualquier problema, hay que dejarlo atrás’. Es lindo que alguien tan
grande tenga tan buen trato”. Dice que lo veía contento y que de lo que menos
hablaban era de cuando fue campeón. “Como que guardaba su pasado en un cofre
porque no le gustaba alardear de sí mismo. Se afirmaba en el mesón y me contaba
en qué estaba ahora. Un tipo muy agradable. No comía mucho acá porque todo el
mundo lo quería invitar. Encantado, yo igual lo habría invitado a mi humilde
casa”, apuntó.
Salir con Kempes era pasear con un artista. En el restorán, el
supermercado o la calle, todos querían saludarlo y él los atendía a todos.
Fumaba sus John Player Special y el plantel lo esperaba ansioso. ¿Cómo será
este campeón del mundo que bajó a la tierra? Justo Farrán, PF de esa época,
cuenta que “acá comíamos pura entraña y sobrecostilla al asado, pero Kempes nos
enseñó a cocinar asado de tira. Preparaba y le servía a sus compañeros. Así de
sencillo”.
Bohle cuenta que “después del primer partido, el ‘Fuma’ (Nelson
Contreras) estaba cargando los bolsos para entrar al hotel y Kempes
sorpresivamente tomó el suyo y lo llevó al hombro. El utilero le preguntó qué
estaba haciendo y Mario le dice: ‘tranquilo, puedo cargar mi bolso’. Los demás,
al verlo, se dieron vuelta y cada uno cargó sus cosas”.
Un vialino más
Quiso jugar los partidos de visita y todos los posibles. “Jugó
con un edema en el aductor, desgarrado y con una muslera. Si no jugaba, no
cobraba. Físicamente, ya no estaba tan rápido, pero era alto y patas largas,
tipo Zidane. Un córner suyo era patear un tiro libre al arco. Calzaba como 44 y
la pelota zumbaba cuando le pegaba. Nunca vi nada así”, relató Farrán.
Sus goles de pelota detenida ilusionaban a Vial con una
liguilla. Wanderers, Audax y Cobresal eran los rivales más fuertes. Kempes
falló un penal ante Chandía, de Colchagua, que recibió tremendo pelotazo. Lo
expulsaron contra Ñublense, pero fue absuelto en Santiago. “La gente del
tribunal le pidió un autógrafo y lo mandaron de vuelta. Cuando jugábamos en
otra ciudad, todos me decían: gracias por traerme a Kempes“, repasa Bohle entre
risas.
Al Vial le faltaron 5 puntos para pelear el ascenso y Kempes
dejó la ciudad, pero donde sea, siempre se acuerda de sus días con la “10”
aurinegra, con una sonrisa. Pero más grande es el recuerdo de quienes lo vieron
y el orgullo de otros que quizás no. El más grande que jugó en Chile lo hizo en
Concepción, hace 22 años, y su camiseta fue la de Fernández Vial.
* Paulo Inostroza P. Periodista de la Ciudad de Concepción. Escritor
del libro de cuentos de fútbol: No puede
pegar siempre en el palo.
en
Loimparcial.cl, 2017
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