miércoles, noviembre 01, 2017

"El asno flautista", de Gelindo Casasola






Perdido en medio de este bosque
de verdura como un gnomo
hablo un idioma celeste.
Un idioma del paraíso.
Con voces de flauta y loco
me persigo sin sentido
entre la vegetación y las
ruinas. Comido por insectos
adueñándose de mí, y solo
como pez dorado en pecera
de peces.
Soy un asno.

Sabía que las frutas maduraban
por su rojo color, pero no
pensaba ser manzana. Oboe
desafinado. Y como cantaba
antes en las auroras
plácidas me tendía en malezas,
espinas y ortigas,
acariciado. Pobre de mí.
No conocía esos saltos de
mis ojos hacia el precipicio
de la música. Yo tan polimor-
fo. Polimorfeo.

Aquí crece la hiedra en las
gargantas aéreas de los árboles y
sus flores son amarillas.
Rojas como candiles. A cierta
hora nada aparece salvo mi
voz malabarina. Flautista
de burro.

¿Cómo me conocía yo aquí entre
el verde? Como me hallaba
enamorado me desconocía. Y
entre el cristal de los velá-
menes ondeaba, sobresalían
los cuernos míos de madre
perla. Punteados. ¡Ah,
si supiera este idioma colora-
do en que me hablo, me
diría soledades!
Fragante día de sol entre
el pasto.

Pastaba hongos. Los comía
en su sabor salvaje y refinaba
la lengua rosada de delicia
en el paisaje. Nubes.
Como si mi flauta fuera madera
y no flauta.
                  Pero sin ser sincero
no miento cuando canto
eunuco.

Colores nacidos de las rosas
azules y el sonido cae
sensitivo
                                sobre mí.




1979




en Pasturas, 1980


















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