viernes, septiembre 08, 2017

“El conductor”, de István Örkény




 
József Pereszlényi, transportador de materiales, se detuvo con su automóvil Wartburg, patente CO 75–14, junto al kiosco de periódicos de la esquina.

–Deme un Noticias de Budapest.
–Lamentablemente se agotó.
–Deme uno de ayer, entonces.
–También se acabó. Pero casualmente tengo ya uno de mañana.
–¿También ahí aparece la cartelera del cine?
–Eso sale todos los días.
–Entonces deme ese de mañana –dijo el movilizador de materiales.

Se volvió a sentar en su auto y buscó la programación de los cines. Después de un rato encontró una película checoslovaca –Los amores de una rubia– de la que había oído hablar elogiosamente. La proyectaban en el cine Cueva Azul de la calle Stácio, a partir de las cinco y media.

Justo a tiempo. Todavía faltaba un poco. Siguió hojeando el diario del día siguiente. Le llamó la atención una noticia acerca del transportador de materiales József Pereszlényi, quien, con su automóvil Wartburg patente CO 75–14 se desplazaba con una velocidad mayor a la permitida por la calle Stácio, y no lejos del cine Cueva Azul chocó de frente con un camión. El descuidado conductor murió en el acto.

“¡Quién lo diría!”, pensó Pereszlényi.

Acto seguido, miró su reloj. Pronto serían las cinco y media. Guardó el periódico en el bolsillo, se puso en marcha, a una velocidad mayor de la permitida, y chocó con un camión en la calle Stácio, no lejos del cine Cueva Azul. Murió en el acto, con el periódico del día siguiente en el bolsillo.



en Cuentos de un minuto, 2006








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