La pintura no es la fotografía, dicen los pintores. Pero la fotografía tampoco es la pintura.
René Crevel
Pura objetividad de la pequeña máquina fotográfica. Objetivo de cristal. Lente de poesía.
La mano ya no interviene. Sutiles armonías físico-químicas. Placa sensible a las más tiernas precisiones.
El mecanismo acabado y exacto muestra, por su estructura comercial, la alegría de su funcionamiento poético.
Un leve desinterés, una inclinación imperceptible y el hábil desplazamiento del sentido del espacio bastan –bajo la tibia presión de la punta del dedo sobre el resorte niquelado– para hacer salir de la pura objetividad cristalina del vidrio al pájaro espiritual de treinta y seis grises y cuarenta nuevas clases de inspiración.
Cuando las manos dejan de intervenir, el espíritu comienza a conocer la ausencia de las turbias floraciones digitales; la inspiración se zafa del proceso técnico, confiado en adelante al cálculo inconsciente de la máquina.
El nuevo estilo de creación espiritual que es la fotografía sitúa todas las etapas de la realización del acontecimiento poético a su justo nivel.
Confiamos en los nuevos géneros de la fantasía, originados en meras transposiciones objetivas. Pero lo que somos capaces de soñar carece de originalidad. El milagro ocurre con la misma exactitud, indispensable para las operaciones bancarias y comerciales. La espiritualidad es otra cosa.
Contentémonos con el milagro inmediato: abrir los ojos y ser diestro en el aprendizaje del buen mirar. Cerrar los ojos es un modo antipoético de captar las resonancias. Henri Rousseau sabía mirar mejor que los impresionistas. Recordemos que éstos miraban solamente con los ojos entornados y que sólo captaban la música de la objetividad, la única que podía penetrar a través de sus párpados a medio cerrar.
Vermeer de Delft es otra cosa. En la historia de la mirada sus ojos dan el ejemplo de la mayor probidad. Pese a todas las tentaciones de la luz, Van der Meer. Nuevo san Antonio, conservó intacto el objeto con una inspiración cabalmente fotográfica, producto de su humilde y ferviente sentido táctil.
Saber mirar constituye todo un nuevo sistema de agrimensura espiritual. Saber mirar es un medio de inventar. Y ninguna invención ha sido tan pura como la creada por la mirada anestésica del ojo desnudo, sin pestañas. una Zeiss: destilado y atento, invulnerable a la roja floración de la conjuntivitis.
La máquina fotográfica posee posibilidades prácticas inmediatas, en tanto que la pintura debe mantenerse dentro de la experiencia y de la comprensión. La fotografía se desliza con una constante fantasía entre los hechos nuevos que sólo disponen de posibilidad significante a nivel pictórico.
La lente fotográfica puede acariciar la morbidez fría de los blancos lavabos; seguir las lentitudes tétricas de los acuarios; analizar las más sutiles articulaciones de los aparatos eléctricos con toda la exactitud irreal de la magia. En pintura, por el contrario, si se quiere pintar una medusa, hay que mostrar absolutamente una guitarra o un arlequín que toca el clarinete.
¡Nuevas posibilidades orgánicas de la fotografía!
Recordemos la foto de Man Ray: el retrato del desventurado Juan Gris con el banjo y pensemos en este nuevo sistema orgánico, puro resultado del proceso mecánico límpido, imposible de encontrar fuera de los caminos de la clara creación fotográfica.
¡Fantasía fotográfica, más rápida y ágil en hallazgos que los turbios procesos del subconsciente!
Un mero cambio de escala provoca insólitas semejanzas, analogías inimaginables y, pese a todo, existentes.
La nítida imagen de una orquídea se integra por el lirismo a la fotografía del interior de la boca de un tigre donde el sol proyecta mil sombras gracias a la arquitectura de la laringe.
¡Fotografía que capta la poesía más sutil y más incontrolable!
En mi amplio y límpido ojo de vaca se deforma, en sentido esférico, un minúsculo paisaje posmaquinista, exacto hasta el cielo donde flotan imágenes minúsculas y luminosas.
¡Nuevos objetos, fotografías a través de la tipografía ágil de los anuncios publicitarios!
Todas las máquinas, recién fabricadas, frescas como una rosa, ofrecen sus temperaturas inéditas al aire etéreo y primaveral de la fotografía.
¡Fotografía, pura creación del espíritu!
en ¿Por qué se ataca a la Gioconda?, 1994
"Dalí Atomicus", fotografía de Philippe Halsman, 1941
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