En
el lento vuelo de la avutarda Rolando Cárdenas murió
Todas
estas plumas las robé
Nada
de manantiales; sólo aguas estancadas
De
canoa a canoa una señal de estrellas en el corazón
Delgada
la voz como un hilo
Que
cruza y cierra los ojos
El
horizonte es un madero
Los
vasos están trizados y el viento sopla sobre los rostros
Volveremos
a los pastizales
Una
ráfaga atraviesa el cielo
Como
en el espejo las golondrinas
Ya
nadie cantará “Corazón de escarcha”
Sus
amigos también murieron y sólo queda el aire
Meridional.
en Antología Tierra Incógnita, 2012
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