31 de agosto de 1988
Querido diario: Acabo de leer lo que escribí ayer y de pronto me siento muy avergonzada de estar viva. La chica que recibió este diario el día en que cumplía doce años murió hace muchos años, y yo, que ocupo su sitio, no he hecho más que burlarme de los sueños que ella tuvo una vez. Tengo dieciséis años, soy una cocainómana impenitente, y una prostituta que se folla a los patrones de su padre, por no mencionar a la mitad del pueblo, y la única diferencia con la semana pasada es que ahora me pagan por hacerlo. Mi vida es lo que la otra persona que esté en el cuarto quiere que sea. Por lo tanto, cuando estoy sola, mi vida no es nada. Anoche soñé que estaba en el bosque, delante de la cabaña de Jacques, y que trataba de entrar. No había puerta principal, sólo una ventana, idéntica a la del dormitorio. Yo miraba por la ventana y veía a Waldo volar de un lado a otro pero muy despacio. Era como si se moviera a cámara lenta, pero se le notaba que estaba asustado. Gritaba «Laura, Laura» como si quisiera advertirme... De repente, BOB apareció en el hueco de la ventana y agarró a Waldo. BOB se volvió hacia mí sonriendo, después apretó con fuerza y mató a Waldo. Me alejé de la ventana y salí corriendo con todas mis energías. Fuera adonde fuese, la casa aparecía siempre delante de mí y cada vez BOB estaba más cerca de salir por la ventana. Caí de rodillas. Todo estaba en silencio. Miré hacia arriba y a diez metros de donde me encontraba vi un búho gigantesco. Ahora que lo revivo, todavía no sé si era amigo o enemigo. Nos quedamos ahí mirándonos un rato largo. Daba la impresión como si quisiera decirme algo, pero no se movió. Desperté pensando que ojalá que lo que la Señora del Leño me había dicho, «Algunas veces los búhos son grandes», se refiriera a lo de esta noche y que significara que algo bueno iba a ocurrirme pronto. Ahora que trabajo en Jack el Tuerto me vendría bien un buen augurio. Prestaré atención a todo, tal y como me aconsejó la Señora del Leño. Sospecho que éste es el primero de muchos signos a los que tendré que prestar mucha atención.
P.D.: Creo que para asegurar mi intimidad tendré que comenzar un segundo diario. Un diario que si llega a ser encontrado, le haga ver al intruso «la Laura» que todo el mundo cree que vive dentro de mí. Tendré que dedicar un tiempo a llenar sus páginas. Me pregunto si la vida sigue siendo algo que puedo inventar.
en Diario secreto de Laura Palmer, 1990
No hay comentarios.:
Publicar un comentario