Qué duro es, Padre mío, escribir del lado de los vientos,
tan presto como estoy a maldecir y ronco para el canto.
Cómo hablar del amor, de las colinas blandas de tu Reino,
si habito como un gato en una estaca rodeado por las aguas.
             Cómo decirle pelo al pelo
                         diente al diente
                         rabo al rabo
                                     y no nombrar la rata.
en El libro de Dios y de los Húngaros, 1978
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