¡Qué tristes son los muros fortificados
de las
fronteras!
Hace años que los veo.
La nieve, el hielo, el frío
que penetra
los huesos,
silba el viento sin tregua, sin medida.
No queda vida humana en cien lis* a la redonda,
incluso las hierbas crecen con dificultad.
Subo a las murallas para ver,
a lo lejos,
las torres de vigía
y flotar en el viento de banderines y estandartes.
Están formados ejércitos de los que nunca
vuelven la
mirada.
Salgo por la puerta principal a hablar
con las familias.
En muchas de las casas los hijos, los hermanos
fueron tomados prisioneros,
y las lágrimas no cesan.
Sin embargo, el mundo ha sido hecho
para ser un
espacio de alegría.
¿Por qué regresamos siempre a esto?
¡Oh, raza desgraciada que corre hacia su desdicha,
que va y viene sin que nadie la compadezca!
en
Poesía china, 1960
* El Li es una medida
china que ha variado de longitud. En el tiempo en que vivió el
poeta Wang Ts’an (177-217 d. C.; -Dinastía Han-), el Li equivalía a 415,8 metros.
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