Buenas noches Venezuela, buenas noches a todo el pueblo
venezolano, desde este querido recinto, el llamado “Despacho uno de la
Presidencia de la República”. Me veo obligado por las circunstancias, ustedes
saben, mis queridas amigas y amigos venezolanas y venezolanos, que no es mi
estilo un sábado por la noche y menos a esta hora, nueve y media de la noche
¿te acuerdas de aquella película, Diosdado? “Fiebre de sábado por la noche”,
John Travolta, yo bailaba la lambada, compadre, Yadira también la bailaba.
Bailábamos la lambada, yo recuerdo esa película, tuvo mucho impacto. Hace poco
vi una película, Travolta ya con unos años encima pero buen actor, excelente
actor, John Travolta ese es el nombre de él, del actor ¿no? Y Olivia
Newton-John, ¿te acuerdas? Era el impacto de aquellos años ¿qué? los años 80,
los años 70, los años 80, Teresa Maniglia bailaba la lambada pero divino, yo la
vi una vez.
Bueno entonces no es mi estilo una cadena nacional un
sábado por la noche, pero obligado por las circunstancias me dirijo a ustedes,
Pueblo Venezolano, nación venezolana, amigas y amigos todos, compatriotas todos
y más allá a los amigos y amigas de otras latitudes. Como es bien sabido, pues
nosotros hemos venido dando además de todas las batallas políticas, económicas,
sociales, esta batalla histórica, esta batalla histórica que, bueno, que nos
tocó, que nos ha tocado y gracias a Dios que nos tocó, a nosotros nos tocó
retomar las banderas de Bolívar, las banderas desgarradas, nos tocó retomar las
banderas mancilladas, la bandera patria ésta que aquí está, amarillo, azul y
rojo y sus ocho estrellas ahora como mandó Bolívar desde Angostura, ocho
estrellas y más allá las banderas del Pueblo, banderas mancilladas,
desgarradas, pisoteadas durante, bueno, casi todo el siglo XIX después de la
epopeya y durante casi todo el siglo XX y nos tocó a nosotros pues, terminando
el siglo XX y comenzando el XXI, comenzó aquí una nueva era.
Me decía Fidel anteanoche despidiéndonos en La Habana
“Bueno, Chávez, esa llamarada...”, la llamarada se hizo, se hizo continente, la
llamarada, el fuego sagrado. Fue como una resurrección lo que hemos visto, lo
que hemos vivido. Aquí había un continente dormido, un pueblo dormido como
muerto y llegó el Lázaro colectivo y se levantó, finales de los 80, los 90, los
90 terminando el siglo XX pues, se levantó aquí en Venezuela una Revolución, se
levantó un pueblo y nos ha tocado a nosotros, a muchos de nosotros, mujeres,
hombres, asumir responsabilidades, asumir papeles de vanguardia, asumir papeles
de dirección, de liderazgo por distintas razones civiles, militares y hemos
confluido pues, distintas corrientes terminando el siglo y comenzando este
siglo.
En Venezuela se desató la última Revolución del siglo
XX y la primera del siglo XXI, Revolución que -¿quién lo puede dudar?- ha
tenido cuántos impactos en la América Latina, en el Caribe y más allá y más
allá y seguirá teniendo impacto. Pues, además de todas esas batallas se
presentó una adicional, imprevista, repentina para mí y no para mí pues, para
todos, para todos nosotros porque tengo la dicha de sentirme acompañado… De no
ser un solitario, y luego hemos estado enfrentando el problema de la salud con
mucha mística, con mucha fe, con mucha esperanza, con mucha dedicación en lo
individual, lo familiar, en lo colectivo como una gran familia. Hemos
enfrentado además manipulaciones, hemos enfrentado ¿cómo se llama…? ¡Miseria!
Bueno, las miserias: “Nada humano me es extraño...”, dijo alguien, miserias,
etcétera, pero por encima de todo con la frente en alto, con la dignidad
incólume. Como pueblo, como nación y yo como individuo, como uno más, uno más
de esta gran corriente bolivariana que aquí se desató.
Comenzando el año tuvimos una recaída que fue
enfrentada con éxito, sin duda que con gran éxito, un gran éxito por cuanto
terminábamos el tratamiento de la radioterapia en mayo y unos días después,
apenas estábamos inscribiendo la candidatura a la Presidencia de la República,
como recordamos, yo fui uno que insistí y así lo hicimos, insistí, rodando los
tiempos, insistí en hacerme todos los chequeos médicos antes de inscribir la
candidatura aquí en Venezuela, en Cuba y bueno todos los resultados fueron
favorables, si hubiese surgido algún resultado negativo en esos exámenes,
tengan ustedes la seguridad de que yo no hubiese inscrito y asumido la
candidatura presidencial.
Afortunadamente esta Revolución no depende de un
hombre, hemos pasado etapas nosotros y hoy tenemos un liderazgo colectivo que
se ha desplegado por todas partes. A mí me ha dado mucho gusto en estas horas
desde nuestra llegada ayer al amanecer y desde La Habana en los últimos diez
días, verificar, constatar -una vez más- ese liderazgo colectivo. Dígame la
campaña para las elecciones de gobernadores, andan desplegados nuestros
líderes, nuestros cuadros, hombres, mujeres con un gran fervor patrio y yo les
felicito y estoy seguro de que escribiremos otra página grandiosa el próximo domingo,
el 16 de diciembre. Un fervor participativo, organizativo, con propuestas, con
ideas, con altura de debate. Un fervor organizativo de las bases populares, de
participación, eso nunca se vio aquí ¡jamás! Creo que jamás se vio en casi 200
años.
También me ha dado mucho gusto verificar y constatar
cómo marcha, como estamos cerrando ciclos. Hicimos un esfuerzo grande para
asegurar el pago de aguinaldos, bonificaciones para todos los empleados,
trabajadores, trabajadoras, y no sólo del Gobierno central, gobernaciones,
alcaldías. Y, bueno, hay un fervor, además del fervor político electoral, rumbo
al 16 de diciembre, un fervor también familiar, navideño, desatado por todas
partes. Cómo marchan los proyectos fundamentales del Gobierno, la Misión
Vivienda, se entregó la vivienda número trescientos mil, allá en el Zulia; el
tema económico, el ingreso al Mercosur, la cumbre de Mercosur, todo eso marcha,
y marcha a buen paso. Claro, siempre, como aquí mismo lo dije en esta mesa, el
tema de las inspecciones, también marchan muy bien las inspecciones, los
inspectores, para corregir a tiempo, con mano firme, orientadora. Allí está la
almiranta Carmen, la llaman “la Inspectora”. Tengo ya bastantes informes y se
están tomando medidas correctivas, y hay que seguirlo haciendo en todos los
ámbitos. Ahora, volviendo al tema central, como decía, comenzó la campaña
electoral, una recuperación exitosa, todos aquellos meses de junio, julio más
bien, julio; el mes de julio, todos los eventos militares que hicimos, luego la
campaña, las giras por el país; luego enfrentamos las inundaciones de
Cumanacoa, luego la tragedia de Amuay, terminando agosto; septiembre, el remate
de la campaña electoral, las giras, la última avalancha de Sabaneta a
Miraflores, el diluvio que nos cayó aquí en las siete avenidas, la avenida
Bolívar y siete más, o seis más que se desbordaron de Patria, el Plan de la
Patria, las discusiones.
Bueno, si yo no hubiese estado… Digo esto porque por
ahí han surgido versiones de que no, de que todo fue un engaño. No, no, no.
Enfrenté esa campaña con todo mi fervor, como siempre, y acompañado por ese
pueblo, fervoroso también, y haciendo pues un esfuerzo, como siempre lo hemos
venido haciendo. Inmediatamente al terminar, o al coronar la victoria del 7 de
octubre, la gran victoria del 7 de octubre, a los pocos días me repetí los
exámenes, allá en La Habana, y todo salió bien, todo salió bien. Sin embargo,
alguna inflamación, algunos dolores, seguramente producto del esfuerzo de la
campaña y del mismo tratamiento de la radioterapia, en una zona que es muy
sensible, entonces le empezamos a prestar atención a ello. Yo reduje mis
apariciones públicas para enfrentar la problemática, con los médicos, el
tratamiento, y bajar los niveles de inflamación y de molestias.
En todo este proceso surgió la recomendación médica de
someterme a tratamiento hiperbárico. Motivado por esta recomendación para
acelerar la recuperación, solicité a la Asamblea Nacional, fue el 27 de noviembre,
recuerdo, en carta que está allí, solicité la autorización para ausentarme del
país, a la hermana República de Cuba, donde se me ha venido siguiendo pues todo
este proceso, para seguir el tratamiento hiperbárico. Salimos el 27 y el 28
comenzamos en la cámara hiperbárica.
Fueron varios días de tratamiento, de seguimiento, sin
embargo por algunos otros síntomas decidimos, con el equipo médico, adelantar
exámenes, adelantar una revisión, una nueva revisión exhaustiva, y bueno
lamentablemente, así lo digo al país, en esa revisión exhaustiva surge la
presencia, en la misma área afectada, de algunas células malignas nuevamente.
Eso nos ha obligado a revisar, a revisar el diagnóstico, la evolución del
tratamiento, a consultar expertos, y se ha decidido, es necesario; es
absolutamente necesario, es absolutamente imprescindible someterme a una nueva
intervención quirúrgica. Y eso debe ocurrir en los próximos días. Incluso les
digo que los médicos recomendaban que fuese ayer, ayer; a más tardar ayer, o
este fin de semana. Yo dije: No. No, en verdad yo solicité permiso para el
tratamiento hiperbárico, se presenta esto y yo quiero ir allá, yo necesito ir a
Venezuela. Fidel estuvo muy pendiente, nos reunimos, evaluamos. Ayer
descansamos un poco, revisamos documentos, por ahí firmé unas cartas que
estaban pendientes, unas designaciones de embajadores, unos recursos del Fondo
Chino, el informe de Mercosur, del viaje que hizo Rafael Ramírez con Menéndez a
la reunión del Mercosur; la Comisión Mixta a Pekín, que fue muy exitosa
también, allí estuvieron Giordani con Rafael y Edmée también estuvo, un equipo;
Asdrúbal. Cuando no, Asdrúbal… China, allá está Asdrúbal (risa), ¿ves? Bueno,
todo lo que es el proceso de las alianzas estratégicas, que esa es otra cosa
que aquí no había, Venezuela en Mercosur, imagínate. Venezuela en alianza
estratégica con China, con Rusia, y con muchos otros países del mundo. El ALBA,
la Celac, son estas cosas que han ocurrido, que han venido ocurriendo, paso a
paso, como producto de esta revolución que se desató en América Latina. Bueno,
yo decidí venir, haciendo un esfuerzo adicional en verdad, porque bueno los
dolores son de alguna importancia.
Con el tratamiento, calmantes, estamos en una fase
preoperatoria, preparando todo. Yo necesito, debo retornar a La Habana mañana,
así que aquí tengo la carta de solicitud a la Asamblea Nacional, al presidente
aquí presente, el compañero Diosdado Cabello, voy aprovechar para firmarla de
una vez, para que por favor la soberana Asamblea Nacional me autorice a
ausentarme ahora —aquí está explicado— con el objetivo de la nueva intervención
quirúrgica. Denme un minuto, por favor, unos segundos... Correcto. Ya está
firmado. Hago entrega de la solicitud, señor Presidente, para ir a enfrentar
esta nueva batalla.
Con el favor de Dios, como en las ocasiones anteriores,
saldremos victoriosos, saldremos adelante. Tengo plena fe en ello, y bueno como
hace tiempo estoy aferrado a Cristo, el Cristo… Uno siempre ha vivido de
milagro en milagro, siempre he dicho yo. Llegamos al 4 de febrero como de
milagro. ¡Ah!, Molero, eso fue como de milagro. Después de tantos años, de tantos
ires y venires… Recuerdo los días de teniente, ya andábamos nosotros allá en
los Blindados de Maracay, metidos atrás en el polígono, reuniéndonos, entre
tanques y soldados. Y allá en los paracaidistas, en San Jacinto, en La Placera
al fondo, allá nos íbamos a trotar, éramos tenientes. 25, 26 años. Y, bueno,
fue como de milagro llegar al 4 de febrero. Y fue como de milagro llegar aquí.
27 de noviembre después, y llegar aquí a esta casa del pueblo. Fue como de
milagro el 11 de abril, 12 de abril, 13 de abril; eso fue como un milagro, fue
un milagro. Yo sigo aferrado a ese milagro. Ahora, en todo caso, a pesar de que
todo se planifica bien, los detalles de esta nueva batalla, sin embargo en
todos procesos hay riesgos, quién puede negarlo, en toda operación, y contra
este mal implica un riesgo; eso es innegable. Y tenemos nosotros la dicha, ya
lo dije hace rato, creo que fue el almirante Molero que me lo decía ahí en
Maiquetía, tenemos Patria hoy. Venezuela ya hoy no es la misma de hace veinte
años, de hace cuarenta años. No, no, no. Tenemos un pueblo, tenemos una Fuerza
Armada, la unidad nacional.
Si en algo debo insistir en este nuevo escenario, en
esta nueva batalla, en este nuevo trance —diría un llanero por allá— es en
fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la
unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza
Armada, mis queridos soldados, camaradas, compañeros; la unidad del Ejército,
mi Ejército, mi amado Ejército. El Ejército, la Marina, mi amada Marina.
Digo porque los adversarios, los enemigos del país no
descasan ni descansarán en la intriga, en trata de dividir, y sobre todo
aprovechando circunstancias como estas. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta?
Unidad, unidad y más unidad. ¡Esa debe ser nuestra divisa! Mi amada Fuerza
Aérea, mi amada Guardia Nacional, mi amada Milicia. ¡La unidad, la unidad, la
unidad! El Partido Socialista Unido de Venezuela, los partidos aliados, el Gran
Polo Patriótico, las corrientes populares revolucionarias, las corrientes
nacionalistas. ¡Unidad, unidad, unidad! Decía Bolívar: “Unámonos o la anarquía
nos devorará, sólo la unidad nos falta para completar la obra de nuestra
regeneración”.
Al respecto, porque no quiero alargar mucho estas
palabras, ya son casi las diez de la noche, al respecto, como está previsto en
la Constitución, allí está todo previsto, una vez que se me autorice salir del
país, pues es el vicepresidente, el compañero Nicolás Maduro, un hombre
revolucionario a carta cabal, un hombre de una gran experiencia, a pesar de su
juventud; de una gran dedicación al trabajo, una gran capacidad para el
trabajo, para la conducción de grupos, para manejar las situaciones más
difíciles. Lo he visto, lo hemos visto. ¿Cuántos años tienes tú de canciller?
Seis años y tres meses. En cuántas situaciones, en cuántas circunstancias hemos
visto, y yo en lo personal, a Nicolás Maduro acompañarme en esta difícil tarea,
allí y en distintos frentes de batalla. Pues, él queda al frente de la
Vicepresidencia ejecutiva de la República, como siempre hemos hecho en
permanente contacto.
Pero yo quiero decir algo, aunque suene duro, pero yo
quiero y debo decirlo. Si como dice la Constitución, cómo es que dice, si
se presentara alguna circunstancia sobrevenida, así dice la Constitución, que a
mí me inhabilite, óigaseme bien, para continuar al frente de la Presidencia de
la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar, en los pocos
días que quedan… Y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual fui
electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes, si algo ocurriera, repito,
que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación
debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión
firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese
escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones
presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República
Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón.
Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para
continuar, si es que yo no pudiera —Dios sabe lo que hace—, si es que yo no
pudiera, continuar con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre
del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento
internacional que se ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia
de la República, dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los
intereses del pueblo, los destino de esta Patria. Algunos compañeros me decían
que no hacía falta, o han opinado en estas últimas horas, que no hacía falta
decir esto.
Pero en verdad yo he podido desde La Habana decir casi
todas las cosas que he dicho esta noche, en esta media hora casi, pero yo creo
que lo más importante, lo que desde mi alma, desde mi corazón me dicta la
conciencia, lo más importante, o de lo más importante que yo vine aquí,
haciendo el esfuerzo del viaje, para retornar mañana, una vez se me conceda el
permiso, ha sido esto, Nicolás, de lo más importante. Y en cualquier
circunstancia nosotros debemos garantizar la marcha de la Revolución Bolivariana,
la marcha victoriosa de esta Revolución, construyendo la democracia nueva, que
aquí está ordenada por el pueblo en Constituyente; construyendo la vía
venezolana al socialismo, con amplia participación, en amplias libertades, que
se están demostrando una vez más en esta campaña electoral para gobernadores,
con candidaturas por aquí y candidaturas por allá. Libertades. En plenas
libertades.
En el marco de este mensaje, que por supuesto jamás
hubiese querido transmitirles a ustedes, porque me da mucho dolor en verdad que
esta situación cause dolor, cause angustia a millones de ustedes, pues, que
hemos venido conformando una sólida… un solo ente, porque como decíamos y
decimos, ya en verdad Chávez no es este ser humano solamente, Chávez es un gran
colectivo, como decía el eslogan de la campaña: ¡Chávez, corazón del pueblo! Y
el pueblo está aquí en el corazón de Chávez.
Yo, sin embargo, aferrado a Cristo, aferrado a mi
Señor, aferrado a la esperanza y a la fe, espero -así lo pido a Dios- darles
buenas noticias en los próximos días y que podamos juntos seguir construyendo
lo que ahora sí tenemos pero que debemos seguirlo construyendo. Tenemos Patria,
tenemos una Patria ¡cuánto costó recuperarla! Revivirla, levantarnos con ella
entre dolores, entre pesares, recordemos cuánto ha costado, cuánto nos ha
costado a millones. Recuerdo en este momento aquella frase de Simón Bolívar, el
Padre Bolívar cuando en los últimos días de su batalla física en este mundo, le
decía a Urdaneta, al general Urdaneta “Yo no tengo patria a la cual seguir
haciendo el sacrificio...”. Y lo echaron y lo vilipendiaron y lo vejaron “Mis
enemigos me quitaron la Patria...”, dijo. Hoy, Gracias a Dios, Padre Bolívar,
cuán distinta es la situación para todos nosotros hombres y mujeres. Hoy sí
tenemos Patria y es la tuya Bolívar, es la que tú comenzaste a labrar, a labrar
junto a millones de hombres y mujeres hace 200 años y antes habían comenzado
también a labrarla, hoy es Día de Guaicaipuro, nuestros hermanos aborígenes en
su lucha, en su resistencia, 500 años de lucha. Hoy, por fin, después de tanta
lucha tenemos Patria a la cual seguir haciendo el sacrificio, desde mi corazón
de patriota reitero mi llamado a todos los patriotas de Venezuela y a todas las
patriotas de Venezuela, porque somos revolucionarios, somos socialistas, somos
humanos, somos muchas cosas pero en esencia, patriotas, patriotas y cada vez
que yo hablo del patriota, recuerdo aquella canción, vieja canción de los soldados
tanquistas de Venezuela que aprendí de casi niño: al rumor de clarines guerrero, ocurre el blindado, ocurre veloz, con
celoso dragones de acero que guardan la Patria, que el cielo nos dio, patria,
patria, patria querida tuyo es mi cielo, tuyo es mi sol, patria, tuya es mi
vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amor. Tuya Patria, la Patria ¡hoy tenemos
Patria! Y pase lo que pase en cualquier circunstancia seguiremos teniendo
Patria, Patria perpetua -dijo Borges- Patria para siempre, Patria para nuestros
hijos, Patria para nuestras hijas, Patria, Patria, la Patria. Patriotas de
Venezuela, hombres y mujeres: Rodilla en tierra, unidad, unidad, unidad de los
patriotas.
No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas
difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del
neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán, ante esta circunstancia
de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas
los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las
vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria.
Nicolás, allá está la Espada de Bolívar, a ver si la
pueden traer… La Espada de Bolívar, la espada del Perú, la que le dieron a
Bolívar en el Perú 1824, bueno, delante de esa espada juramos. Delante de esa
espada juramos, delante de Dios, delante de nuestro Pueblo. Estaremos muy
pendientes y pido todo el apoyo del Pueblo y de todas las corrientes y de todos
los sectores de la vida nacional, de los patriotas de Venezuela, civiles, militares,
hombres y mujeres. En estas circunstancias, todo el apoyo, en primer lugar para
el Gobierno Revolucionario en esta coyuntura, continuar arreciando la marcha
rumbo a lo que ya está ahí en el horizonte, la gran victoria del 16 de
diciembre, las gobernaciones de todo el país y el apoyo, la unidad ante las
decisiones que tengamos que ir tomando en los próximos días, en las próximas
semanas, en los próximos meses.
Sea como sea y con esto termino, hoy tenemos Patria,
que nadie se equivoque. Hoy tenemos Pueblo, que nadie se equivoque. Hoy tenemos
la Patria más viva que nunca, ardiendo en llama sagrada, en fuego sagrado. Sólo
me resta decirles, con las buenas noches a las diez y diez minutos de esta
noche del sábado.
¡Hasta la victoria siempre!
¡Siempre! ¡Independencia y Patria Socialista,
viviremos!
¡Y venceremos! ¡Y venceremos!
¡Viva Venezuela!
Palacio de Miraflores
Sábado, 8 de diciembre de 2012
en Revolucionomuerte.org
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