La influencia física del paisaje tenía su equivalente dentro de mí. Los senderos que recorría no sólo me conducían hacia colinas y ciénagas, sino también hacia mi interior. A partir del estudio de lo que descubría andando, la lectura y mis pensamientos, llegué a una especie de exploración compartida de mí mismo y de la tierra. Al cabo de un tiempo, ambas cosas se identificaron en mi mente. Con creciente fuerza de algo esencial que se crea a sí mismo a partir de un sustrato ancestral, me vi frente a un apasionado y firme anhelo interior: abandonar para siempre el pensamiento y todas las dificultades que comporta, todas menos los deseos más inmediatos, más directos e inquisitivos. Tomar la senda y no mirar atrás; a pie, en raquetas de nieve o en trineo, hacia las colinas estivales y sus tardías sombras heladas. Una hoguera en el horizonte, un rastro de nieve, mostrarán donde había ido. Dejad que el resto de la humanidad me encuentre si puede.
1989
Contribución a Dscntxt de Germán Hitschfeld
Un apasionado anhelo: abandonar para siempre el pensamiento y todas las dificultades que comporta. ¿Cómo llamaba Castaneda a esto? ¿Borrar la historia personal? Sé, y siempre olvido, que no soy mi pensamiento. Y la humanidad no deja de encontrarme y encontrarme en el caótico zoco del pensamiento.
ResponderBorrar