¿Temer yo a la muerte? Sentir la bruma en la garganta,
la niebla en el rostro,
cuando cae la nieve y las ráfagas anuncian
la cercanía del lugar,
el poder de la noche, la presión de la tormenta
y la presencia del enemigo;
allí donde el gran miedo se consagra en su forma visible
y el hombre fuerte debe avanzar:
porque el viaje ha concluido y conquistada la meta
las barreras se derrumban,
aun cuando falte todavía un combate para alcanzar el galardón,
la recompensa de todo.
Siempre fui un luchador; por ello... que venga otra batalla,
¡la mejor y la última!
Odiaría que la muerte vendara mis ojos y se mostrara indulgente
y me diera la bienvenida cautelosamente;
¡No! Dejadme probarla en todo su sabor, como mis camaradas,
los antiguos héroes;
soportar la arremetida y pagar todas mis culpas
en un minuto de dolor, tinieblas y frío;
porque lo peor, de un momento a otro, para el valiente
se convierte en lo mejor,
cuando el minuto sombrío termina
y cuando la furia de los elementos y de las voces
malignas enloquecidas
se derrumba y se apaga,
cambiando, transfigurándose en paz brotada del dolor.
Y luego una luz y tu seno,
¡Oh alma de mi alma! Te abrazaré de nuevo
y en Dios descansaré.
Traducción de Armando Roa Vial
Magnífico Robert Browning.
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porque lo peor, de un momento a otro, para el valiente
se convierte en lo mejor,
cuando el minuto sombrío termina
(...)
transfigurándose en paz brotada del dolor.
Y luego una luz y tu seno,
¡Oh alma de mi alma! Te abrazaré de nuevo
Gracias por rescatar el poema.
Un saludo