sábado, marzo 13, 2010

"Ronin", de David Mamet y J. D. Zeik

Escena




En una habitación se observa una maqueta de un castillo japonés en donde se libra una lucha. A un costado, en un escritorio, trabaja Jean-Pierre, amigo de Vincent, el que ha llegado junto a Sam para extirparle una bala a este último. Sam entra.

Jean-Pierre: ¿Te sientes mejor?

Sam: Sí, bastante como para moverme. (Mira hacia la maqueta)

Jean-Pierre: Mi afición. Uno se hace viejo.

Sam: Mis amigos sólo querían vivir para abrir un bar.

Jean-Pierre: De vivir, ¿lo harían?

Sam niega con la cabeza.

Jean-Pierre: Se han evitado una desilusión.

Sam: Exactamente.
...
Jean-Pierre: ¿Quién es usted?

Sam: Uno que, como usted, trata de retirarse.

Jean-Pierre: Al final somos castigados por nuestra bondad.

Sam: No se preocupe por mí. No le haré daño.

Sam insiste en mirar la maqueta.

Jean-Pierre: Los 47 ronin... ¿Los conoce? (Sam niega con la cabeza) Los 47 samuráis cuyo amo fue traicionado y asesinado se convirtieron en ronin, samuráis sin señor, deshonrados por la traición de un hombre. Durante tres años trataron de ser ladrones, mercenarios, incluso locos. Aún no he tenido tiempo de hacerlos. Después, entraron en el castillo del traidor y lo mataron.

Sam: Bien. Me gusta. Como mi trabajo.

Jean-Pierre: Hay algo más. Los 47 se hicieron el seppuku, un suicidio ritual en el patio del castillo.

Sam: Bueno, eso no me gusta.

Jean-Pierre: Pero lo entiende.

Sam: ¿Qué quiere decir?

Jean-Pierre: El código de guerra, el placer de la batalla. Lo entiende, ¿verdad? Pero también algo más. Sabe que hay algo fuera de usted que hay que hacer. Y cuando se va la necesidad, cuando muere la fe... ¿Qué es usted? Un hombre sin amo.

Sam: Soy un hombre sin cheque.

Jean-Pierre: Los ronin pudieron trabajar para otros señores. O luchar por sí mismos. Pero eligieron el honor. Eligieron el mito.

Sam: Eligieron mal.











1998















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