Traducción de Juan Carlos Villavicencio
El invierno ha llegado invitado por alguien
Y las miradas migran hacia el calor conocido
Esta noche el viento arrastra sus bufandas de viento
Mis queridas aves tejen un techo de cantos en las avenidas
Oigan crepitar el arcoíris mojado
Se ha sometido bajo el peso de las aves
La amargura teme a las inclemencias del tiempo
Pero nos queda un poco de ceniza del atardecer
Cómo te duelen las golondrinas de mi pecho
Sacudiendo todavía ese silencio vegetal
Seducciones de vestíbulo en grados de aguardiente
Vamos a alejarnos del carruaje de las nieves
Bebo tus miradas lentamente en exactas calorías
El salón se infla con el vapor de las bocas
Cuelgan de la lámpara las miradas congeladas
Y hay moscas
En los suspiros petrificados
Los ojos están llenos de un líquido viajero
Y cada ojo tiene un perfume especial
El silencio es una planta que crece desde el interior
Si el corazón mantiene constante el calor que emana
Afuera se acerca el carruaje de nieve
Llevando su termómetro de ultratumba
Y me duermo con el ruido del piano lunar
Cuando las nubes se retuercen y la lluvia cae
Cae
Nieve con gusto a universo
Cae
Nieve que huele a alta mar
Cae
Nieve perfecta de los violines
Cae
La nieve sobre las mariposas
Cae
Nieve hecha de copos de olores
La nieve en un tubo inconsistente
Cae
Nieve al paso de una flor
Está nevando nieve en todos los rincones del tiempo
Simiente de sonidos de campanas
En los naufragios más lejanos
Reconforten sus lamentos en los bolsillos
Porque el cielo peina sus nubes antiguas
Siguiendo los gestos de nuestras manos
Lágrimas astrológicas sobre nuestras miserias
Y sobre la cabeza del patriarca guardián del frío
El cielo pinta de blanco nuestra atmósfera
Entre las palabras a mitad de camino congeladas
Ahora que el patriarca duerme
La nieve se desliza
se desliza
De su refinada barba
en Automne régulier, 1925
Traducción en Una tumba en otro mar,
Descontexto Editores, 2023
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