lunes, diciembre 18, 2006

"Discurso por el lanzamiento de Descontexto 7", de Roberto Marconi



Bellas Damas, Distinguidos caballeros:

Hemos sido congregados aquí, en este lugar de esparcimiento, con el fin de ser testigos de la salida a la luz de un gran suceso editorial. Es un solemne momento: aparece ahora y se manifiesta ante nuestros propios ojos una pequeña gran publicación. Se trata de la bien señalada revista Descontexto, de memoria sin tacha. Un meritorio logro de un puñado de algunos de nuestros mejores hombres y mujeres, lo cuales, a la manera de los antiguos amanuenses y copistas medioevales han realizado una vez más el sutil arte de la compilación. Una cuidada selección de los mejores textos para leer y compartir.

AAAh, no os extrañeis de mi voz trémula, que es por la natural emoción. Me quiebro, me quiebro, sí, en estos momentos de sólo pensar en el esfuerzo de estos muchachos. Codo a codo, quemadas las pestañas, poniendo el más primoroso esmero, sacan al mundo esta criatura habiendo cuidado hasta el más miserable detalle. Me consta, me consta, y los que me siguen confían en mi palabra, esto que veis ahora es fruto del sudor más copioso que puede manar de una frente. Verdaderas cascadas de transpiración. Sangre, sudor y lágrimas: todos los fluidos que excreta el humano organismo y sus numerosas glándulas han sido depositados en estas páginas. No lo dudeis. No vaciléis, no temáis en llevar a casa este librito. Ponedlo a seguro en vuestros hogares y abridla sin miedo. A seguro os digo, porque aquellos de entre ustedes que tengan niños pequeños deberán ser prudentes. Algunos contenidos de esta revista pueden ser controversiales. Se trata de un material candente, no lo vamos a ocultar.

Pueblo mío, yo os digo: los poderosos de este mundo no quisieron apoyar esta revista, los señores políticos se han desentendido una y otra vez. Hasta cuándo! han mirado de reojo nerviosos para un lado. Y por qué? Por qué? Porque ninguno de ellos mezquinos pusilánimes quiso involucrarse en esta corajuda empresa. En esta revista se encuentra lo que no se halla en ninguna otra, oh no. Se trata de un contenido inquieto y provocador que no repara en el qué dirán ni en los respetos humanos. Ilustres personajes como Nietzsche y Carroll, se unen a las jóvenes lumbreras, nuestros amigos, para decir los que otros no se atreven. Con la frente en alto, con una mano por delante y la otra por detrás, estos pícaros desvergonzados nos hacen morisquetas. Algunas de ellas son graciosas, otras no tanto, otras podrán espantar a las encopetadas señoras, pero lo cierto es que se trata de un mensaje caliente.

Como no evocar en estos momentos a mi padres. Los recuerdos se agolpan en la memoria. Mi madre: morena, garbosa, abnegada, hacendosa: en un palabra, una dama, una dama. Mi padre, espigado, empeñoso, trabajador de las minas de carbón, un fogoso emprendedor. Juntos, embistiendo supieron sacar adelante su numerosa prole. Y no contentos con procrear, nos entregaron una completísima educación. Es por ellos que puedo estar ahora aquí adelante. A ellos dedico este discurso. A ellos pertenece todo el mérito.

Volviendo al tema de la revista, que es el que nos convoca, quiero deciros, idos, idos de aquí con ella bajo sus axilas. Adquirirla y atesoradla, lucidla impúdicos en vuestra bibliotecas y mesitas de centro. Ya veréis como alguien, alguna vez una visita en casa encontrará casualmente la revista y, mirando con sonrisa cómplice os dirá: Ah, así que tu también lees Descontexto?

Os lo repito, llevadla, su precio es elevado pero su valor también lo es. No repareis en su costo y llevaos este tesoro. Graciosas damas, no dudéis acercaros a mí esta noche,



Muchas gracias



Discurso proclamado con extraordinario talento
el viernes 15 de diciembre de 2006, en el Bar El Clandestino,
en Santiago de Chile.








2 comentarios:

  1. solo en el clandestino suceden estos magnífico eventos...buena asociación Descontexto - Clandestino.
    Saludos

    ResponderBorrar
  2. Marce: debes ser de las pocas personas que pasan por acá y conocen el querido Clan. Gracias por la vibra.

    ResponderBorrar