miércoles, noviembre 01, 2006

"Ejecuciones y represión. Un punto de vista de clase" (Segunda parte), de Alan Woods y Roberto Sarti



La "izquierda" cede a la presión del imperialismo

Éste es nuestro punto de partida siempre que analizamos lo que está ocurriendo en Cuba. Debemos basarnos en una posición de clase. En primer lugar se encuentran los intereses de la clase obrera, tanto fuera como dentro de Cuba. Si no hacemos esto corremos el riesgo de hacer un balance desequilibrado y caer en la trampa de discutir en abstracto sobre la "democracia" o la "justicia" y no sobre las cuestiones reales que están implícitas en este caso. Desgraciadamente, esta última es la posición de algunos intelectuales de izquierdas con relación a esta cuestión.

Los ataques contra la revolución cubana desde Washington, los medios de comunicación burgueses de EEUU y Europa no son nada nuevo. En esta ocasión, las críticas al régimen no han venido sólo desde la burguesía europea o estadounidense. Al coro ruidoso de denuncias se han unido muchos antiguos "amigos" de Cuba, como el premio Nobel de literatura José Saramago o el escritor Eduardo Galeano. En los partidos de izquierda de Europa y América Latina también se ha producido un acalorado debate sobre esta cuestión.

Estos "amigos de Cuba" han olvidado lo fundamental. En la actual sociedad capitalista no existe algo parecido a la "democracia" o la "justicia" absolutas. La democracia burguesa formal es sólo una hoja de parra que oculta la dictadura de un puñado de banqueros ricos y bandidos empresariales. Estos últimos ni siquiera se molestan en ocultar cual es la verdadera situación. Basta con mirar las elecciones en todos los países capitalistas, especialmente en EEUU, donde todo el mundo sabe que George W. Bush salió elegido gracias a amañar los votos.

Lo mismo ocurre con el concepto de "justicia". El principio de que "todos los hombres son iguales ante la ley" es válido si ignoramos el tamaño de su billetera. Existe una ley para los ricos y otra para los pobres. Hace mucho tiempo que el escritor Anatole France escribió sobre la majestad de la ley, que permite por igual a los ricos y a los pobres pasar hambre y dormir bajo un puente.

Hay muchas cosas del régimen cubano con las que no estamos de acuerdo. Pero no se puede negar que la revolución cubana expropió a los imperialistas y a la burguesía y estableció las condiciones para un enorme avance de la riqueza, la educación y las condiciones de vida de las masas. Ése es el "crimen" que para los imperialistas ha cometido Cuba. Durante más de tres décadas han utilizado todo tipo de métodos sucios para destruir las conquistas y conseguir que Cuba regrese al redil de los imperialistas y capitalistas. En esta lucha no podemos ser neutrales. Siempre debemos defender a Cuba frente a los agresores imperialistas.

Los "amigos de Cuba" responderán que están en contra de la violencia. Esta melodía no es nueva. Muchos de los pacifistas-reformistas de izquierda en Europa a menudo se quejan del uso de la violencia "en general". Nosotros también creemos que el uso de la violencia es lamentable. Pero también debemos tener en cuenta que vivimos en un mundo donde cada día la clase dominante utiliza los métodos más brutales y violentos. La guerra en Iraq habla por sí misma. La única forma de erradicar la violencia es derrocando al sistema que la genera, es decir, al sistema capitalista con todas sus diferenciaciones sociales y toda la injusticia que genera. Estamos a favor de esto. Pero en la medida que los imperialistas estadounidenses utilizan la violencia para imponer sus objetivos en todo el mundo, los pequeños países tienen el derecho a defenderse como mejor puedan.

Hegel solía decir que la verdad es siempre concreta. Y también debemos ser concretos. En este caso, el país capitalista más poderoso y feroz del mundo, EEUU, está en conflicto con una pequeña isla, que ha conseguido liberarse del grillete del imperialismo y donde los medios de producción están nacionalizados. Desde el colapso de la URSS, Cuba está luchando desesperadamente por sobrevivir, mientras que sus enemigos intentan aislarla y estrangularla.

En este conflicto la clase obrera internacional no puede ser neutral. Estamos con Cuba contra el imperialismo de EEUU. Estamos con un país que ha eliminado el analfabetismo y donde el sistema sanitario es uno de los más avanzados de América Latinas. Esto se ha conseguido gracias a la planificación de los recursos y la consiguiente abolición de la anarquía del mercado capitalista.

Esto actúa como un faro para las masas de América Latina y eso es lo que no pueden tolerar los imperialistas.

Una vez que hemos trazado esta línea de clase que separa claramente los dos campos, podemos analizar la situación desde un punto de vista de la clase obrera, tanto en Cuba como internacionalmente.

La lucha del imperialismo estadounidense para socavar a Cuba se está produciendo en muchos frentes. Se ha visto favorecida por las dificultades internas que siguieron a la finalización de la ayuda económica procedente de la Unión Soviética. Después del colapso del régimen estalinista en Rusia, Cuba se quedó aislada a principios de los años noventa y sin el apoyo de los países del antiguo bloque estalinista. Esto llevó a Cuba a un período muy difícil. Entre 1989 y 1993 el PIB cayó un 35%.

Para intentar superar la crisis el gobierno cubano introdujo desde mediados de los años noventa algunas "reformas" de la economía de mercado. Como resultado de esto, en Cuba hay seiscientas empresas que pertenecen a las multinacionales. El régimen ha dado a las empresas extranjeras la libertad de exportar capital y les permite también establecer sociedades conjuntas en Cuba. El monopolio estatal del comercio exterior en parte se ha abolido y de una forma limitada se permite a los individuos crear empresas, principalmente en la industria turística. Ahora el turismo representa la fuente principal de ingresos de la isla.

Hoy en Cuba existen elementos de un sistema económico dual, el sector controlado por el estado coexiste junto a elementos capitalistas, y con dos monedas paralelas: el dólar y el peso cubano. Esto ha profundizado las desigualdades sociales y ha expuesto a Cuba a las alzas y bajas de la economía mundial. En los últimos dos años los ingresos por turismo han sufrido una dura caída. El precio del azúcar, otra de las principales importaciones cubanas, también ha caído. Cuba se enfrente a serios problemas económicos. Según algunas fuentes, el desempleo está ahora en el 10% de la fuerza laboral, y otro 10% es clasificado como subempleado.

Este incremento de las diferencias sociales representa una seria amenaza para la revolución cubana. Una capa de la sociedad se está enriqueciendo gracias a las reformas de "mercado", entre esta capa de "nuevos ricos" el imperialismo puede encontrar más fácilmente una base de apoyo para sus planes de restauración del capitalismo en Cuba.

La difícil situación económica y la cristalización de una capa de elementos que se han aprovechado de la introducción parcial de la empresa privada representa un gran peligro para Cuba. La naciente burguesía cubana consiste en todo tipo de especuladores y ladrones que quieren volver a los "buenos y viejos días" anteriores a 1959, cuando Cuba era un gran casino y un burdel dirigido por las grandes empresas estadounidenses y la mafia. El imperialismo estadounidense intenta basarse en esta capa a la que está financiando y animando para que lleve a cabo actos de sabotaje y subversión.

El régimen ha intentado frenar esta actividad recurriendo a métodos de represión. No simpatizamos con estos elementos contrarrevolucionarios ni tampoco apoyamos el coro hipócrita de denuncias de la derecha o la "izquierda".

Debemos situar estos últimos acontecimientos en su contexto adecuado. En América Latina no hay un solo régimen burgués estable, desde Tierra del Fuego a Río Grande. Los últimos acontecimientos demuestran que los imperialistas estadounidenses están preparándose para intervenir contra la revolución, ya sea abiertamente (como en Colombia) o (como en Venezuela) conspirando con las fuerzas contrarrevolucionarias internas. En esta situación, la existencia de Cuba es una fuente permanente de irritación para Washington. Y quieren eliminar este problema lo antes posible. Fidel Castro, en respuesta a sus críticas dijo lo siguiente: "Ahora estamos inmersos en una batalla contra las provocaciones que están intentando llevarnos a un conflicto y una agresión militar de EEUU".

Sin duda tiene razón. A consecuencia de la guerra criminal contra Iraq, el centro de gravedad de la administración Bush ha girado profundamente a la derecha. La camarilla reaccionaria imperialista que se aglutina alrededor de Rumsfeld y Cheney ahora tienen el control. Estos elementos están buscando un nuevo país para atacar. La severidad con la que ha reaccionado el Estado es un reflejo de que son conscientes de estar en el punto de mira de EEUU. Cuba tiene el derecho a defenderse frente al imperialismo y la contrarrevolución, y esto no es un juego de niños.


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