Así que me balearon la izquierda, ¡lo que anduve
con esta pierna izquierda por el mundo! Ni un árbol
para decirle nada, y víboras, y víboras,
víboras como balas, y agárrenlo y reviéntenlo,
y el asma, y otra cosa,
y el asma, y son las tres. Y el asma, el asma, el asma.
Así que son las tres, o ya no son las tres,
ni es el ocho, ni octubre. Así que aquí termina
la quebrada del Yuro, así que la Quebrada
del Mundo, y va a estallar. Así que va a estallar
la grande, y me balearon en octubre.
Así que daban cinco mil dólares por esto, o eran cincuenta mil,
sangre mía, por esto que fuimos y que somos,
¡y todo lo que fuimos y somos! Cinco mil
por mis ojos, mis manos, cincuenta mil por todo,
con asma y todo. Y eso, roncos pulmones míos,
que íbamos a cumplir los cuarenta cantando.
Cantando los fatídicos mosquitos de la muerte:
arriba, arriba, arriba los pobres, la conducta
de la línea de fuego, bienvenida la ráfaga
si otros vienen después. Vamos, vamos veloces,
vamos veloces a vengar al muerto.
Lo mío -¿qué es lo mío?-: esta rosa, esta América
con sus viejas espinas. Toda la madrugada
me juzgan en inglés. ¿Qué es lo mío y lo mío
sino lo tuyo, hermano? La cosa fue de golpe
y al corazón. Aquí
va a empezar el origen, y cómanse su miedo.
Así que me carnearon y después me amarraron.
A Vallegrande -a qué- ¡y en helicóptero!
Bueno es regar con sangre colorada el oxígeno
aunque después me quemen y me corten las manos,
las dos manos.
-Dispara sin parar
mientras voy con Bolívar, pero vuelvo.
Lota, 1967.
Publicado en Oscuro, de 1977.
Más allá del significado, del relato de este poema...
ResponderBorrar¡Cuán bellos es el ritmo que genera en quien lo lee!
Gonzalo Rojas, gran poeta, poeta de poesía... Felicito a los contribuidores de Descontexto por traernos a presencia a los escritores, a los poetas, por sus obras, como debe ser, y no encapsularlos en mera imagen, en rostros planos, como se acostubra a hacer con objeto de dudosos fines.
ResponderBorrarGracias por abrir Lectura.
Saludos
Comunidad Viabinaria.