viernes, octubre 23, 2009

“Infinitos Corpúsculos”, de Rebeca Yanke

Tres poemas







MUSGO CATARATA

posé todas mis ficciones en un muro
y se agolparon todas mis personalidades
en un recoveco del hemisferio izquierdo
recordé que soy puente,
quiero decir fuerte,
esto es, fuente









AUREVOIRE

tengo un agujero de árbol
en el estante más bajo
de mi desagrado.
sirven para explicarlo
las dos acepciones de oquedad
y también esta manía persecutoria
de la última vocal hacia su otredad.
esto no es esto, es aquello, esto
no es agua, es hielo, esta mano
no me pertenece, no soy mi dueño,
la fiebre no me duele, sólo vibra
en el oído izquierdo el absoluto
derrumbamiento de lo que considero,
sencillamente, bueno









ET IN ESPARTA EGO

debería leer más crítica literaria,
menos salvajadas, más cuentos
inocentes, más hadas e historias
con colores, más italianos, Dino
Buzzati, por ejemplo, o incluso
Giorgio Bassani.
Recuerdo haber leído
Manhattan Transfer pero no el
argumento, había Cuatro Plumas
y una biblioteca de pequeños
volúmenes verde oliva.
No hay Dios, rezaba uno de ellos
y por eso decidí leerlo.
¿Qué es este sacrilegio en hogar
católico, apostólico y romano?
Se fue la fe y la ideología
para poder ser lo que
me imponía el cuerpo.
El devenir inconcluso como
único espectro, la asunción de
mi lugar en el mundo como yo
en los otros. (Si no puedes querer
a unos, quiere a otros).






Inédito, 2009











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