miércoles, agosto 21, 2019

“Cuando bajo del mar hacia la tierra...”, de Stella Díaz Varín





¡Ah, se invierte el invierno en mediodía!
Casi, como viniendo de aguas primeras.
Exabrupto del trébol,
cuatro hojas hacia el viento;
bajo el alero ladran flores oscuras.

Cuando uno desde la mano se aproxima,
ya nada ni el amor parece cosa del demonio.
Sabes que todos esperan algo,
una carta alentadora,
una noche sin dormir.
-Las preocupaciones también
son obra del demonio-.

Y parece mentira.
Bajar desde la cumbre agonizando
como rodado intencional
y caer en la cabaña de un pastor protestante.

Después de todo
eres tan solo
como una perdiz, en busca de sus polluelos.
Nada te consiente sino la planta de cicuta
que todos cortan y siempre vive
porque tiene doble corazón.

Ahora
que ya nada me separa
del sabor que experimenta la hoja
cuando le cae encima la mirada del hombre;
me despido de la virtud como de una vieja amiga
y existo entre los malhechores,
entre los profanadores de tumbas.
Y soy un dios de carne y hueso
para los espantapájaros.



en Tiempo, medida imaginaria, 1959











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