Para mi hermanito
En la mano derecha sostiene su honda
Y en la izquierda una bolita
De arcilla. Está ahí sentado, con
La espalda reclinada en una
Columna y las piernas extendidas,
Mientras contempla el cielo
Con sus negros ojos, acechando a
Los cuervos que se acercan
A robar las uvas en el cenador.
Se propone matarlos, pero
No puede cambiar su expresión,
Embargada de afecto. Al verlo
De repente desde la ventana, los ojos
Se me han llenado de lágrimas.
en
El barco de orquídeas (Antología,
Rexroth y Chung), 2007
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