jueves, abril 26, 2018

“Primera hora”, de Roberto Merino





Sumergido en el Ganges de mi cama
buceando me despido de esta vida
(sobre mi carne el sueño hace su fuego).
Reaccionario no: más bien soy refractario,
una especie de cuerpo transparente
que se aburre y se duerme en su deriva.
Con extraña retina grabo el día
en perpetua prisión domiciliaria.
Provocar la salida (para qué)
de este sueño por la bocatoma
de un foso, garganta o la guarida
de oscuridad fumada con empeño.
Porque no todo lo que aliento empaña
necesario reflejo es de la vida.
En la berma del camino a Cartagena
(restados del paisaje prometido)
sin gran intimidad nos extraviamos.
Carro y estrella e ideal atados
perdimos a las afueras de ese sueño.



en Melancolía artificial, 2009

(1ª edición, 1997)












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