viernes, diciembre 22, 2017

“¿Eras tú, papá?”, de Raúl Zurita




 
Después de cinco días esperando que se despejara
la neblina sobre la costa norte pude ver los
acantilados. Kilómetros y kilómetros de paredes
de granito cortándose a pique y mil metros más
abajo el océano Pacífico. Había imaginado unas
frases escritas sobre esos paredones, veintidós
exactamente, de amor, de locura y de muerte
recortándose sobre ellos. Me las imaginé en un
sueño. La llanura del desierto de Atacama que se
interrumpía de golpe, luego el abismo y al
fondo el mar. Años después morí. Eran millones
y millones de hombres y mujeres arrojándose,
muchedumbres inacabables que se detenían por
un instante en el borde de los paredones y luego
se lanzaban. Algunos lo hacían tomados de la
mano, se miraban a los ojos y daban el último
paso, otros sostenían niños en sus brazos y
lloraban quedamente mientras el viento del
desierto hacía flamear sus ropas. Sentí un brazo
posarse en mi hombro ¿eras tú, papá? y el vacío
se abrió bajo mis pies sin estruendo, igual que
una boca muda y dulce. Al frente, el azul del
inmenso amanecer se iba fundiendo con el
Pacífico y las frases de amor, de locura y de
muerte, se me pegaron en los labios también sin
estruendo, suavemente, como un último silencio.

[...]


en Zurita (Y llorarás), 2011









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