domingo, junio 04, 2017

"Máximas para los pajaritos sin hogar", de César Young




(1934-2017)



Hoy amaneció
la ciudad sin árboles
y al aire durmió anoche
con los ojos de Charles Dickens
suspendidos en el cielo.
Hombres con cara de cemento,
espantapájaros de hierro,
decretaron
la tala de los árboles
para tapar el sol
con los cabellos.
Oh mis buenos amigos,
por eso os escribo
estas máximas minúsculas
con la aprobación de la
Sociedad protectora de los pájaros
y la Junta de Inquilinato de las plumas.
En primer lugar
cuando oscurezca
dormiréis calladamente
en la ornitología de las cúpulas
donde las iglesias
os miran con ternura.
Haced vuestros nidos
en la cabeza de los calvos
que os quedarán eternamente agradecidos.
Haced vuestras necesidades
en las cabezas de los que tienen cabeza de aserrín
y la exhiben públicamente.
Poned vuestros huevitos
como un céntimo de sol
en la mano de los pobres.
Para que puedan volar sin trabas
(sin que les cuelguen un ticket por velocidad)
llevad los niños a la escuela
y sobre todo a las niñas
en un vuelo expreso.
Es importante que os deis cuenta
que tendréis que llegar a las ventanas
de los hospitales de caridad
para que con vuestro canto
alegréis a los enfermos.
También ensayad cantos nuevos
(con sonido estereofónico)
en las salas de maternidad
y en los asilos de ancianos.
Deberéis sortear toda clase de peligros
(favor no olvidar los rayos Laser)
en todos los vuelos que emprendáis.
Pero no os desesperéis,
porque después de todo,
mañana cuando amanezca
encontraréis otros árboles
creciendo en mi garganta
en el silencio deslumbrante
del invierno…







en Poemas de rutina, 1967




















No hay comentarios.: