Fragmento inicial
Nunca pude aprender a manejar. Alguna
vez mi padre me quiso enseñar, pero no aprendí. Fue en la playa grande de
Tongoy durante un verano. Intenté conducir el auto en línea recta y creo
haberlo logrado al menos por unos segundos. Bien, me dijo mi padre, ahora mete
segunda y acelera. Del otro lado venía una moto acercándose lentamente; aceleré
a fondo, como si hubiese querido reducir la distancia entre nosotros y la moto,
y cuando la tuve casi de frente, asustado, doblé bruscamente hacia la derecha y
me metí en el mar. Mi padre dijo ¡Chucha! El de la moto se alejó gritando
¡Conchetumadre! El auto estaba varado. Con la ayuda de unos pescadores
demoramos unas tres horas en sacarlo de ahí. Al final mi padre se rio como para
no darle importancia.
en En pana,
2016
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