Soy un guardador de rebaños.
Los rebaños son mis pensamientos
y mis pensamientos son todos sensaciones.
Pienso con los ojos y los oídos
y con las manos y los pies
y con la nariz y con la boca.
Pensar una flor es verla y olerla
y comer un fruto es conocer su sentido.
Por eso cuando en un día de calor
me siento triste por gozarlo tanto
y a lo largo me acuesto en la hierba
y cierro los ojos calientes,
siento todo mi cuerpo acostado en la realidad,
sé la verdad y soy feliz.
1925
en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018
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