jueves, marzo 31, 2016

“Los motines”, de Roberto Bolaño y Bruno Montané





Cuando lleguen los motines
los viejos poetas chilenos
saldrán a la calle a ver qué pasa

Cuando lleguen los motines
la angustia alquilará
un cuarto en un hotel de mala muerte
y ahí reposará hasta suicidarse

Cuando lleguen los motines
a los viejos albañiles chilenos
les crecerán alas y podrán jugar
a caerse de las construcciones
y los pájaros se pondrán a caminar por las calles
ya cansados de construir nidos solamente

Cuando lleguen los motines
los viejos cantantes chilenos
entonarán boleros en los boliches perdidos del desierto
y serán fosforescentes como el pájaro
que perseguía a los mineros

Cuando lleguen los motines
los viejos abogados chilenos
podrán pasarse todo el día en el cine
—la platea desierta de butacas
donde los comandos prenden
fuego para calentar la comida
—estos hombres conversan de cualquier cosa

Cuando lleguen los motines
los viejos motines chi­lenos llorarán
de nostalgia y pena por no estar vivos
y los waters estallarán y todas las cañerías
en el horizonte negro
van a ser un puro nudo empapado de mierda

Cuando lleguen los motines
la vieja cordillera de los Andes
se va a derrumbar para que los argentinos
puedan venir a Chile caminando,
para que los poderosos se vayan a esquiar a Suiza
si todavía tienen ganas de esquiar

Cuando lleguen los motines
hasta la vieja Patrona de Chile  
atenderá un prostíbulo
aprovechándose de las circunstancias

Cuando lleguen los motines
los viejos militares chilenos
bailarán una cueca frente al mar
y todas las ballenas acudirán a ver tanta maravilla
y abrirán sus fauces de ballenas para que por el mundo
haya miles de jonases

Cuando lleguen los motines
los viejos los viejísimos enamorados chilenos
se dirán adiós adiós para siempre
Y los ojos de los jóvenes serán policromados
como una máquina del tiempo,
serán húmedos y bellos
como las hojas que el viento arranca

Cuando lleguen los motines




Este poema fue parte de una pequeña antología titulada "Diez poemas y once poetas infrarrealistas", 
a cargo de Cuauhtémoc Méndez en 1983, con la revisión de Mario Santiago y Pedro Damián. 
La antología nunca fue publicada.










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