miércoles, marzo 23, 2016

“Boca”, de Georges Bataille





La boca es el comienzo o, si se quiere, la proa de los ani­males: en los casos más característicos es la parte más vivaz, es decir, la más aterradora para los animales vecinos. Pero el hom­bre no tiene una arquitectura tan sencilla como los animales, y ni siquiera es posible decir dónde comienza. En rigor co­mienza por la parte superior del cráneo, pero lo alto del crá­neo es una parte insignificante, incapaz de atraer la atención y son los ojos o la frente los que desempeñan el papel significa­tivo de la mandíbula de los animales.

Entre los hombres civilizados la boca incluso ha perdido el aspecto relativamente prominente que todavía tiene entre los salvajes. No obstante, la significación violenta de la boca se ha conservado en estado latente: se recupera de pronto con una expresión literalmente caníbal como bocas de fuego, apli­cada a los cañones por medio de los cuales los hombres se matan entre sí. Y en las grandes ocasiones la vida humana todavía se concentra bestialmente en la boca, la ira que hace apretar los dientes, el terror y el sufrimiento atroz que hacen de la boca el órgano de unos gritos desgarradores. Resulta fácil observar al respecto que el individuo trastornado levanta la ca­beza estirando el cuello frenéticamente, de modo que su boca llegue a ubicarse, tanto como sea posible, en continuidad con la columna vertebral, es decir, en la posición que normalmente ocupa en la constitución animal. Como si unos impulsos ex­plosivos debieran surgir directamente del cuerpo a través de la boca en forma de vociferaciones. Este hecho pone de relieve a la vez la importancia de la boca en la fisiología o incluso en la psicología animal y la importancia general de la extremidad superior o anterior del cuerpo, orificio de los impulsos físicos profundos: vemos al mismo tiempo que un hombre puede liberar esos impulsos al menos de dos maneras diferentes, con el cerebro o con la boca, pero apenas se tornan violentos se ve obligado a recurrir a la forma bestial de liberarlos. De allí el carácter de constipación estrecha de una actitud estrictamente humana, el aspecto magistral de la cara con la boca cerrada, hermosa como una caja fuerte.



en La conjuración sagrada, 2003







No hay comentarios.: