lunes, diciembre 08, 2014

“Cincuentayunavo anuncio”, de Rodrigo Verdugo








Mientras nos hundimos en la sal
Alguien envenena la noche.
Mientras bebemos agua
Nacer va dejando de ser nuestro juego más antiguo.
En la mañana todo parece convulsionarse
Salimos a las plazas,
Allí la luz copula con los resucitados
Allá alguien bebe cera junto a los muertos y extraterrestres 
          para desacelerar el mar.
Algo va hundiéndose
Algo va cayendo con todas las precipitaciones del gusano
Algo va cayendo con todas las alas de la oscuridad
Hasta llegar a la revelación arenosa que es lo único
Que nos duele más allá de nacer.
En la mañana todo parece convulsionarse
El cielo y el mar buscan el mismo resplandor
Y aquí hundiéndonos en la sal
Cerramos todas las alas de la oscuridad, la nocturna grada 
          de cada labio
Por donde bajan las tormentas para recoger oro en la sangre.
En la mañana todo ha de convulsionarse
Se extravían los certificados, 
¿Quién habla ahora como espuma atrapada?
¿Quién con la nocturna grada de cada labio congrega
A los muertos, a los resucitados y a los extraterrestres 
          para beber más cera?  
Y caer en la cuenta que la nocturna grada de cada labio 
          impide desacelerar el mar
Y dice que añora una precipitación de gusano
Y la restablece, allí en medio de la plaza,
En medio del ajetreo de los que van con un pie de palo 
          buscando los certificados extraviados
El cielo se cubre de sal cada amanecer
¿Qué haremos, qué haremos?
Te podré besar durante tu revelación arenosa  
Recordarás de mí algo más que esa precipitación de gusano
Podre ver cómo tus uñas van afilando estrellas vencidas
Recordaremos algo más que esta precipitación
Es cierto, yo ayudaba a desacelerar el mar
Y sin querer rajé mi piel con una estrella vencida
Vinieron y me pusieron cera para detener la sangre
Desde entonces hablé como espuma atrapada
Llegaste tú y supe que el cielo y el mar buscan el mismo resplandor  
Y nos tuvimos que hundir en la sal
Porque alguien envenenaba la noche
Y hundidos en la sal
Había un juego más antiguo todavía
Tan antiguo que ya el agua no nos podía culpar.


en Anuncio, Inédito 2014








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