martes, julio 22, 2014

"Actas de medianoche", de Víctor Rodríguez Núñez

Fragmento



Cuatro


Para Antonio Eligio Fernández (Tonel) y Debora Vanessa Kam


la noche que se mira,
no tiene nada que ver con la noche
Jaime Sáenz

La estrella mal herida
                                          de una sola mirada
Iris vertiginoso
números al revés
                              azul de reciclaje
La noche posmoderna
con vísceras de estaño
                                         un loco cablerío
Veo por mis heridas
que se cierran y abren
                                        como cifras
La estrella toda ve como te miro
Sola la sombra acude
                                       a beber su cristal

Lo preparé con tus mejores uvas
mis ánimos maduros
                                        y fermentó de sed
Se lo sirvo en la palabra copa
disuelto en aguanieve
que aún conserva la huella de los ciervos
Y se abrasa los labios
con la oración a Lázaro incumplida
Doble espía
                     voy a radiar mi informe
Todo lo que se va por el caño del alba
regresa en el desborde
                                          impuntual de la luz
No omitiré detalles

porque una sola noche explica el mundo
El lenguaje los números
que se deben encajar en el cielo
Hilachas que armonizan
con tu conversación áspera de silencio
Peldaños de una escalera que no
sirve para caer
y que da vértigo a la misma sombra
La estrofa cruje
                             nos recuerda ser
algo más que materia organizada
El caserón en nervio
que atravesó la noche
                                        sin ritmo del ciclón

Mas nos defiende contra ese viento sin norte
que amuela sus navajas en el quicio
Y muere por tajar
la fracción de esquina hasta la médula
Ante ti el vacío que repele la sombra
Esa nada que arde
                                 como sudor de luz
en los ojos tachados
La poca sal que soy y de ti se sacude
La vela con que vengo
alumbrando los ánimos se apaga
Noventa y nueve céntimos de lumbre
azul de Yemayá
                             amarillo de Ochún

Una semana entera sobre todos los libros
tiznando el cielo raso
Llama que seguirá quemando besos
cuarteados por su tersa lucidez
Con toda mi piel oigo
cómo rasga la luz las fibras de la noche
Sonido que confirma
mi torpe desnudez y que te viste
de espalda a las estrellas
                                            Noche sin estampar
cundida por esos claveles vagos
que aún huelen a luz
Tu obsesión con lo oscuro
es solo la obsesión de lo abierto conmigo

Malas artes poéticas
A pedrada limpia entresaco ondas
al fulgor estancado
Hay aguas más profundas que la fe
y el fango de cordura
La noche es lucidez mas compasiva
sin los brazos en cruz
Un nudo marinero
hecho con el haz de rayos cegados
La sombra calculada
                                      arrugando el papel
Ya no hay trazas de ti
y el ansia de la nieve contenida
impide respirar

Hasta de las ramas más bajas gotea el cielo
residuo de imagen que se evapora
Tedio recién pulido
                                    con borras de relámpago
Nubes por escanciar
La tristeza en los músculos
                                                  tu fractura en el alma
Ni la noche ni yo
podemos sin esta reflexión que nos enciende
Cómo hacerlo sin anular las huellas
que lo han bordado todo
                                             con un sentir abstracto
Ni la noche ni tú consiguen derramarse
descarnados en luz

En mi balcón simbólico
garabateo la sombra
                                      Un sueño
del que me han despojado los vecinos
Una página en blanco que me ensucia
Una luz sin usar envuelta por el ser
Unos ciervos sedientos que me afano en rayar
Este plano del otro donde soy omitido
Se acumulan insomnios
todo huele a reseda
                                    Cadencia en cada nudo
sentido imprevisible
Mas entonces el viento desordena
lo que esconde la luz

Hasta las piedras más sensuales son
desvelo acumulado
Y las sombras desnudas nos alumbran
Me pregunto noche despabilada
sin luceros ni bronca de vecinos
La tormenta en el vaso de palabras
¿amainará conmigo?
¿Solo un magro papel que reverbera
junto al hueso soñado?
¿Se fundirá el soneto en tu carbón?
No sabes que la vida
ha pasado otra vez sin recordarme
Clérigo infiel
                        yo solo sigo un ritmo

Algo lo opaca con el corazón
que acecha entre jardines por tejer
Algo lo deja azul
con la idea que hace oler a las rosas
Un lirio que desafía a la aurora boreal
Un otoño que el viento nos está echando en cara
El ritmo irregular
que al cabo restablece la armonía
A escondidas de mí
he robado tus sílabas contadas
Todos vamos sin prisa como cebras
camino del pesebre inmaculado
Y la noche incurable
de pronto se encabrita con los números

¿Quién recoge conmigo la armonía en el polvo?
Oscuridad dialógica
que no escucha a la luz despotricar
No se discuta más
La sombra siempre tiene la razón
Vuelvo a medir el tajo del vacío en tu cuerpo
a ver si me equivoco
                                     De ninguna manera
la noche son tres números impares
el ritmo que te extraña
El pulso atento
                            el insomnio más afilado
Nadie ha podido doblegar la sombra
ponerla de rodillas ante una sola luz







2011-2014











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