miércoles, febrero 26, 2014

"True Detective: abraza la oscuridad", de Andrés Olave





From the dusty Mesa,
Her looming shadow grows,
Hidden in the branches of the poison creosote.
She twines her spines up slowly,
Towards the boiling sun,
And when I touched her skin,
My fingers ran with blood.


Dos detectives de homicidios, Martin Hart y Rust Cohle, son convocados por un extraño crimen ritual en una pequeña comunidad rural al sur de Luisiana. En un descampado, al pie de un árbol han encontrado una mujer desnuda, de rodillas, amarrada y con unos cuernos de venado en la cabeza a modo de corona. Es el comienzo de una investigación que se prolongara por casi dos décadas, una historia de descenso a los infiernos y que debe ser, hoy por hoy, la más oscura serie de HBO que hayamos visto en años.

Rust Cohle (un sobresaliente Matthew McConaughey) se roba la película en buena parte de la serie. Cuando empieza la historia es un recién llegado, lleva apenas tres meses en Luisiana proveniente de Texas; a ese escuálido sumario de lugares es todo lo que puede aferrarse su compañero Martin Hart (Woody Harrelson). Rust es un tipo callado, inteligente, nihilista. Mira por la ventana del auto el paisaje de la Luisiana rural y dice: “la gente de aquí, es como si no supiera que el mundo exterior existe. Podrían estar viviendo en la puta luna.”

Rust vive como un monje: una casa de paredes blancas, sin muebles, un colchón en el living, y como única compañía una caja de cartón llena de libros. De a poco nos enteramos de su pasado y del origen de su trauma: su pequeña hija de dos años ha muerto en un accidente de tráfico. A consecuencia de ello, ha caído en el consumo de drogas. Y por ambas cosas, ha perdido también a su esposa.

“Pienso en mi hija ahora. En lo que le fue evitado. A veces me siento agradecido. El doctor dijo que no sintió nada. Cayó directo en coma. En algún lugar de esa oscuridad, ella se escabulló dentro de otra, una oscuridad más profunda. ¿No es una buena forma de salir? Sin dolor. Como una niña feliz. El problema con morir después es que ya creciste. El daño está hecho. Ya es tarde. ¿Tienen hijos? Pienso en el orgullo que se necesita para traer a un alma a la existencia. Convertirla en carne. Forzar una vida a esta trilladora.”

Su compañero Martin trata de ser un contraste para Cohle y un reflejo de normalidad. Tiene una esposa y dos hermosas hijas. Pero él mismo confiesa a la larga que solo soporta las presiones cotidianas gracias a su amante, la bella Lisa, una versión más joven y excitante de su propia esposa. También Martin tiene una relación de odio-amor con Rust: admira su inteligencia y determinación pero rechaza su nihilismo, su férreo convencimiento de que la vida humana es un error de la evolución y que hubiese sido mejor que nunca hubiésemos existido.

Ambos detectives se ven embarcados en esta larga guerra en las sombras. True Detective abarca 17 años en la vida de Rust y Martin, muestra sus altibajos familiares y laborales y su caza de eso que más que un criminal, parece más bien una aparición o un mito: el Rey Amarillo. A medida que avanzan en la investigación encuentran más mujeres sacrificadas, más signos de un culto pagano que usa los alucinógenos como medio de seducción y captura de mujeres y niños. Siempre hacia abajo, siempre un descenso en busca del origen de esa oscuridad.

A la par de la historia principal, True Detective nos cuenta también la historia de esa America profunda y desconocida para la mayoría, la America rural y pobre que nada tiene que envidiarle a un país del tercer mundo: casas en ruinas, hombres clavados al televisor todo el día, mujeres maquilladas en exceso de pie a la orilla del camino, profusión de enfermedades mentales y laborales, alcoholismo, violencia, descomposición y muerte. Y la religión por todas partes: cultos, iglesias, carpas con predicadores y en todas ellas, congregaciones tan fervorosas que acusan la desesperanza y la necesidad de un nuevo comienzo, una vida piadosa donde olvidar el pasado y sus infamias.

“Cada uno de esos cuerpos en quietud, ciertamente más que la suma de sus impulsos, todos esos giros sin sentido, mentes cansadas, la colisión del deseo y la ignorancia. A esto me refiero cuando hablo de tiempo y muerte y futilidad. Surgen ideas más claras trabajando, principalmente lo que se nos debe como sociedad por nuestras propias ilusiones. Catorce horas seguidas mirando cadáveres, esas son las cosas que se te ocurren, ¿y sabes qué ves? Es un alivio inexplicable, ves, porque están asustados y ahora ven por primera vez lo fácil que era simplemente dejarse ir, y vieron en el último nanosegundo, ellos vieron lo que eran, que tú, tú mismo, todo este gran drama, nunca fue más que un parche de presunción y voluntad estúpida y que podrías dejarte ir por fin ahora que no tienes nada que te ate aquí, te das cuenta de que toda tu vida, ya sabes, todo tu amor, todo tu odio, todos tus recuerdos, todo tu dolor… Es siempre lo mismo. Fue todo parte del mismo sueño, uno que tuviste dentro de un armario, un sueño acerca de una persona, y como en muchos sueños… hay un monstruo al final de él.”











en Revista Intemperie, 23 de febrero, 2014
















1 comentario:

surcos dijo...

Gracias otra vez y felicidades por el blog, sus contenidos me parecen excelentes.