domingo, julio 07, 2013

“Claves para un monólogo de dos”, de Andrés Anwandter









Caminábamos oscuros por la noche sola
de la mano de unos versos que cosían la boca
con un par de puntos a favor del silencio
–un juego de palabras–, la lengua
se hacía un nudo de hilo, para enredar
la metáfora de esas citas nocturnas
que se llevaban a cabo en parques,
cuyos nombres convertíamos en claves
o cruces para marcar el mapa
de nuestros desaciertos.




en El árbol del lenguaje en otoño, 1998















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