martes, agosto 21, 2012

“La danza de los guerreros”, de Ricardo Loncón







De sepulcros olvidados
De cementerios que fueron,
Se alzan figuras
En noches llenas de luna.
Al sonido de un kullkull
Forman escuadrones y marchan
Contra espíritus errantes
Que deambulan por sus tierras.

Los guerreros de la noche
Vuelven a las tumbas
Después de cada batalla
Con sus lanzas quebradas,
Con el olor de cuerpos sudorosos
Y heridas sangrantes.
Pero aún son capaces de danzar
Al compás de una trutruka
Que se escucha en la tierra de arriba
Y de nuevo se les iluminan los ojos
Con un brillo decidido
De pumas preparados al ataque.

Entonces,
Baja una doncella
Que trae el muday
En cántaros de plata;
Les da de beber y perfuma sus lechos
Con aroma de laureles y canelos.
Los guerreros
Acarician sus huesos y se duermen,
Se duermen y sueñan que un día
Les nacen hijos libres que danzan con ellos
Después de la batalla.



en Weichapeyuchi ül, 2012










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