viernes, abril 06, 2012

“El sueño de mankean”, de Leonel Lienlaf







Hace muchos pasos atrás
(cuando estos años aun no se soñaban)
bajaron mis pies en un segundo.
Bajaron un día
con el suave canto de la brisa
a buscar el beso de la piedra.          

Cerca de la madre de las aguas
me miró la piedra en flor
y en el choque incesante de las olas
me abrazó su espíritu.          

Acaricié entonces mi corazón
y encendí con fuego mi camino
para vigilar el sueño del sol
y el baile de las estrellas.          

Mi risa es el sol del mediodía,
mis lágrimas las vertientes,
mi dormir es el descanso del amor
y mi despertar la vida de los peces.            

Es así mi existir,
es así mi palabra
y las aguas me continúan cantando.



en Epu mari ülkatufe ta fachantü, 2003











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