sábado, septiembre 10, 2011

“Ombligos de sol y copales preciosos”, de Miguel Ángel Asturias






Los huesecillos del eco
en la lengua del Emisario Olvidadizo.

En la lengua del Emisario Olvidadizo,
el mensaje de los Oropensantes-luceros-dioses.

“Que la niebla se levante temprano,
olorosa a tamarindo, a chopo, a suquinay,
que tienda sobre las palabras sus manteles
y creados sean los Cuatro Magos del Cielo
con ombligos de sol y copales preciosos”.

“Sean de maíz negro,
el maíz enroscado de los sexos y las culebras,
sus cabellos, sus pupilas y su sueño”.

“Sean de maíz blanco,
el maíz enroscado del esperma y la luna,
sus dientes, la cal viva de sus córneas,
sus huesos y sus uñas”.

“Y sea su carne de maíz amarillo
humedecido en agua dulce
de la noche al lucero
y despellejado con cal viva
en cocimiento ciego,
la cal de los ojos
del Ambimano Tatuador,
aquel que fue destruido
con sus criadores de mundos de sueño
por el hombre de barro
que a su vez fue aniquilado
por el fuego, la risa de las piedras”.

Y así fue creado
el Hombre-de-las-Cuatro-Magias,
el que viste plumas verdeazules
de quetzal y flores cubiertas de rocío,
el que alumbra y arde como pino resinoso,
el que hace lucir las cosas
en mi país forjado a miel.

Todo fue visible, menos el instante
de cicatrizar los ombligos
con telarañas de humo de tabaco
y de poner en sus pliegues,
con los copales del esplendor
y polvito de palabras molidas,
la magia de las tres mitades.

Por la magia de las tres mitades,
la mitad de lo que las cosas tienen dentro
sale imantada por la sola presencia
del Hombre-de-las-Cuatro-Magias,
se desprende de las cosas y penetra
al interior de aquel que la completa,
antes de restituirla, con una mitad desconocida.

Por la magia de las tres mitades,
hay una mitad que en las cosas queda,
otra que se desprende y vuelve a las cosas
y la mitad desconocida, la que el mágico agrega.



en Clarivigilia primaveral, 1965













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