lunes, marzo 14, 2011

“El cuerpo y el alma”, de Vicente Aleixandre







Pero es más triste todavía, mucho más triste.
Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.
Más triste, más. Como ese vaho
que de la tierra exhala después la pulpa muerta.
Como esa mano que del cuerpo tendido,
se eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
tan delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma de niebla dulce, suspendida,
sobre su ayer amante, cuerpo inerme
que pálido se enfría con las nocturnas horas,
y queda quieto, solo, dulcemente vacío.

Alma de amor que vela y se separa
vacilando, y al fin se aleja tiernamente fría.






en Antología poética, 1982















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