lunes, noviembre 08, 2010

“Gracias, Jorge Segovia”, de Felipe Pumarino







Muchas gracias, Jorge Segovia, por permitirme ahorrar las seis lucas mensuales que gasto en mi suscripción al CDF. Hoy he despertado con el curioso sentimiento de que el fútbol chileno, por el que tanto llegué a sufrir, me importa lo mismo que el último estreno de Nicolás López o la temporada de ballet del Teatro Municipal: nada.

Gracias a usted y sus socios entiendo por fin de qué se trata esta actividad -tan absurda en el fondo- que me consume dinero, tiempo, cariño y sanidad mental. De un paraguazo he perdido todo interés en el campeonato nacional y podré llenar esas tardes lánguidas que ocupaba viendo pichangas malas en cualquier otro hobby: pasear por el mall, empinar el codo en las schoperías del barrio, mirar el techo o rascarme la rodilla izquierda.

De verdad gracias, don Jorge y compañía, por ponerme en perspectiva la relevancia del fútbol, algo que en realidad no es mucho más de lo que acusan sus detractores: 22 pelotas a sueldo corriendo detrás de otra pelota. Por fin comprendo que al ser “hincha” de un club sustento un negocio privado con el que no comparto nada a nivel ideológico, económico ni moral; a empresarios que, aunque les llene los bolsillos a cambio de muy poco, siempre me tratarán con la punta del pie.

Gracias a Jorge Segovia -y a Federico Valdés y a quien sea el dueño de Colo Colo- puedo vivir más tranquilo. Asumo así que el “superclásico” de esta tarde, por el que antes hubiera amanecido con dolor de guata, no es más que un gallito entre dos amiguis con plata capaces de caminar tomaditos de la mano si el billete lo justifica. Con cierta incomodidad, admito que desde el jueves último la suerte de la Universidad de Chile ya no me quita el sueño y que hoy me encantaría ser fanático de una institución que no me avergonzara tanto y tan seguido.

En particular le agradezco, señor Segovia, por dejarnos todo claro -y no dar pie a interpretaciones- al encabezar un proyecto articulado en mes y medio por tres sociedades que aspiran al monopolio del fútbol y Miguel Nasur. Como no pretendo enfrentar querellas, al respecto sólo diré una cosa: ¡Miguel Nasur! Felicitaciones, además, por ser tan machote como para desdeñar la opinión de Chile y, de paso, abrirles las puertas de la ANFP a esas rentables empresas que cada año suman más clubes a su patrimonio: agencias de factoring y transnacionales intermediarias de pases de jugadores.

Finalmente gracias, Jorge Segovia, por echar a Don Marcelo Bielsa. Al marcharse, el Loco nos deja una fabulosa lección de decencia, compromiso y dignidad que espero yo mismo seguir en el futuro. El miércoles, durante su conferencia de prensa, aprendí muchas cosas: la más obvia es que estos tres años fueron los más bonitos que como hincha chileno del fútbol pude vivir. Teniendo eso claro, de ahora en adelante no me conformaré con nada; en lo que a pelota se refiere, siempre diré que con nuestro querido Bielsa tocamos techo. Gracias entonces, Segovia, por dejarnos tan claro qué es bueno y qué es malo. Gracias.






en Las Últimas Noticias, 7 de noviembre 2010














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