domingo, agosto 22, 2010

"La virgen de los sicarios", de Fernando Vallejo

Fragmento






Algo insólito noté en la carretera: que entre los nuevos barrios de casas uniformes seguían en pie, idén­ticas, algunas de las viejas casitas campesinas de mi infancia, y el sitio más mágico del Universo, la cantina Bombay, que tenía a un lado una bomba de gasolina o sea una gasolinera. La bomba ya no estaba, pero la can­tina sí, con los mismos techos de vigas y las mismas pa­redes de tapias encaladas. Los muebles eran de ahora pero qué importa, su alma seguía encerrada allí y la comparé con mi recuerdo y era la misma, Bombay era la misma como yo siempre he sido yo: niño, joven, hombre, viejo, el mismo rencor cansado que olvida to­dos los agravios: por pereza de recordar.






1994














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